miércoles, 2 de marzo de 2016

La prehistoria


1.LA PREHISTORIA

Resultado de imagen de la cueva del boquete1.1 El paleolítico

LA CUEVA DEL BOQUETE DE ZAFARRAYA

La Cueva del Boquete de Zafarraya se sitúa en la vertiente sur de la Sierra de Alhama, a unos 1100 metros de altitud, en el término municipal de Alcaucín (Provincia de Málaga, España).

Se trata de una cavidad de tamaño medio cuya entrada se sitúa sobre un farallón vertical. A pocos metros de la entrada la cavidad se bifurca en dos conductos: El primero, hacia la izquierda, tiene un desarrollo vertical; el conducto de la derecha, verdadera galería, presenta un relleno de sedimentación arqueológica en una longitud de 16,30 metros.

La cueva del Boquete de Zafarraya fue descubierta en 1979 por Cecilio Barroso Ruíz, quien inició las primeras excavaciones arqueológicas oficiales entre 1981-1983. En dichas campañas localizó los primeros restos de neandertal. En 1982 el fémur denominado Zafarraya 1, y en 1983 la mandíbula humana Zafarraya 2, que posteriormente fueron datados en 34 000 años de antigüedad.[1]

 

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La cueva de la cariguela de Piñar (Granada)

La cueva de la Carihuela se localiza a unos 600 m. hacia el S-SE del pueblo de Píñar, en la granadina comarca de los Montes Orientales. Desde hace décadas que  se está excavando este yacimiento, en el que se ha encontrado mucha industria lítica perteneciente a la industria Musteriense, típica de los Homo neandertalensis. Además, corrobora que los hayazgos pertenecen a esta fase, los restos fósiles que se han encontrado recientemente, como un frontal de un niño de 6 años, dos fragmentos parietales adultos, una mandíbula de adulto un fragmento de parietal y una tibia. Dicha ocupación se deduce que es estacional, ya que en los espacios de tiempo que no está utilizado por homínidos, es utilizado como cubiil por hienas, lobos y leopardos, añadiendo los fragmentos de sus presas a los incontables huesos abandonados por los neandertales.


 

La cueva de la Pileta (Benaoján, Málaga)

La cueva de la Pileta es una cueva en Benaoján, provincia de Málaga en España. Es un yacimiento prehistórico con arte parietal del Paleolítico y restos neolíticos, descubierto en 1905 por José Bullón Lobato, y explorado y estudiado por Willoughby Verner, Henri Breuil y Hugo Obermaier. La cueva reúne numerosas pinturas y grabados de estilo francocantábrico con representaciones de cérvidos, caballos, peces, cabras, toros, una foca, un bisonte, signos abstractos y figuras indeterminadas. Se trata de un importante conjunto que aporta interesantes datos sobre la expansión del arte paleolítico fuera de sus áreas clásicas de desarrollo (norte de España y SO de Francia). Asimismo se han hallado también figuras negras esquemáticas del Eneolítico y restos materiales neolíticos (cerámica pintada e incisa). Es uno de los principales atractivos turísticos de la serranía de Ronda.


 

La cueva de Nerja

La cueva de Nerja es una cueva situada en el municipio de Nerja (Málaga) y descubierta el 12 de enero de 1959. En ella han sido datadas unas pinturas de focas que podrían ser la primera obra de arte conocida de la historia de la humanidad, con 42 000 años de antigüedad.[

 


 

 

2. EL NEOLÍTICO

El cuadro general de estudio descriptivo de la cerámica prehistórica descrito en este artículo abarca la obra en barro con espíritu utilitario y creativo realizada en nuestro planeta y trasada entre 10000 a. C. y 3300 a. C.[nota 1] Asimismo se ha escogido un planteamiento expositivo por continentes en función de los yacimientos arqueológicos estudiados hasta el inicio del siglo XXI.

Científicamente, el trabajo del barro ha servido a los arqueólogos para datar los yacimientos y dar nombre a muchas culturas prehistóricas.


 

 

3. LAS PRIMERAS EDADES DEL METAL

La edad de los metales en Andalucia

-         LA CULTURA DEL COBRE

Los millares (sta. Fe de Mondújar)

El yacimiento prehistórico de Los Millares, también denominado Poblado de Los Millares, está situado entre los municipios de Santa Fe de Mondújar y Gádor, a 17 km de Almería, España. Conocido como uno de los asentamientos más importantes de la Europa de la Edad del Cobre, da nombre a la cultura arqueológica de Los Millares, que se extendió por parte de Andalucía Oriental y Levante, siendo contemporánea de los también calcolíticos grupos de Vila Nova, en la desembocadura del río Tajo.

Esta zona arqueológica está formada por el poblado y su necrópolis, ubicados sobre la meseta del mismo nombre, que en forma de espolón queda enmarcada en sus flancos norte y este-sureste por el río Andarax y la rambla de Huéchar. El poblado contó con un importante sistema defensivo, compuesto de líneas amuralladas y un conjunto de fortines situados en pequeñas colinas al borde de la sierra de Gádor y a ambos lados de la rambla de Huéchar. La necrópolis consta de casi un centenar de tumbas colectivas, la mayoría de tipo tholos, pero también aparecen cistas, sepulcros de corredor y cuevas.


-         Los megalitos

El dolmen de soto en Trigueros (Huelva)

El Dolmen de Soto, datado entre el 3000 y el 2500 a.C.- se encuentra en la localidad de Trigueros, provincia de Huelva (España), siendo uno de los más importantes entre los más de doscientos monumentos megalíticos descubiertos en la provincia. Este dolmen es uno de los más impactantes ejemplos del neolítico en el sur de España.1
Fue descubierto en la finca "La Lobita" en 1922 por Armando de Soto, iniciándose inmediatamente las excavaciones, que duraron tres años, terminándose con un estudio de Hugo Obermaier. En 1931 fue declarado Monumento Nacional. Está en buen estado de conservación, pese a que fue expoliado, encontrándose en las excavaciones ocho cuerpos, colocados en cuclillas con sus ajuares correspondientes.
Desde 1987 es de titularidad pública, dependiente de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. En 2008 se concluyó la primera fase de la puesta en valor de este monumento, tras unas investigaciones que lo situaron, por su anillo perimetral de más de 80 metros, como una de las mayores construcciones megalíticas de Europa Occidental.2 En este estudio se pudo fijar mediante dataciones de carbono 14, la fecha de su construcción hacia finales del tercer milenio.
Se trata de un dolmen perteneciente a la familia de los dólmenes de corredor largo (conjunto de dólmenes yuxtapuestos), siendo el más grande de los encontrados en la provincia de Huelva. Su longitud es de casi 21 m., variando su anchura desde los 0,82 m. en la puerta hasta los 3,10m. en la cámara. Está orientado de Levante a Poniente, de tal manera que los primeros rayos de sol en el equinocio, avanzan por el corredor y se proyectan en la cámara durante unos minutos, en un rito donde quizás los difuntos renacían de la vida de ultratumba, bañados por la luz solar.


 

El conjunto de Antequera  (Málaga)

El Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera lo conforman los Dólmenes de Menga, Viera y El Romeral en Antequera, Málaga, y es considerado como uno de los mejores y más conocidos exponentes del megalitismo europeo. Los megalitos constituyen las primeras formas de arquitectura monumental en la Prehistoria europea, desarrollándose, de acuerdo con los datos actualmente disponibles, desde comienzos del V milenio antes de nuestra era, período Neolítico, hace unos 6.500 años.

Ya en 1886 fue declarado Monumento Nacional, el Dolmen de Menga y en 1923, el Dolmen de Viera. El Tholos de El Romeral pertenece al Tesoro Artístico Arqueológico Nacional desde 1926 y en 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico. Recientemente, mediante el Decreto 25/2009, de 27 de enero, el ámbito arqueológico de los Dólmenes de Antequera se inscribió en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica. Dependientes de la Consejería de Cultura, siendo Unidad Administrativa desde 1986, en el año 2010 aparece el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera como servicio administrativo con gestión diferenciada.


-         Pinturas rupestres

 

Los Letretos en Vélez Blanco (Almería)

Las pinturas rupestres de la Cueva de los Letreros son uno de los más importantes tesoros arqueológicos de Almería. De hecho, un símbolo que identifica a esta provincia andaluza, el Indalo, es el resultado de la explotación turística de uno de los supuestos personajes dibujados en sus paredes. Se halla en el término municipal de Vélez-Blanco al abrigo de una pared de la Sierra de María. Tanto el referido Indalo como otra de las figuras más características, conocida como El Brujo, son notables ejemplos del tipismo artístico rupestre del levante español. La cueva está incluida entre las que forman el bien "Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica" incluido por la Unesco en 1998 como parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad.


Benalup de Sidonia (Cádiz)

Este pequeño abrigo está situado en un paisaje de excepcional belleza y se caracteriza por la gran cantidad de pinturas rupestres, sobre todo de representaciones de aves, cuadrúpedos y antropomorfos. La mayoría de estas figuras datan del Neolítico y del Calcolítico. Durante varias décadas se han mojado las paredes con agua para ver mejor las pinturas y enseñarlas a los turistas. Como resultado de esta práctica se depositó una gruesa capa de cal encima de las mismas. A principios de 2005 se realizó trabajos de restauración, dedicados sobre todo a la limpieza y consolidación. La antigua Laguna de la Janda, que existió hasta la mitad del siglo XX en la cercanía de esta cueva, era el paraíso para millones de aves que encontraron aquí un hábitat idóneo para su alimentación y reproducción. Para las aves migratorias era un área de descanso y de invernación. Con la desecación artificial en 1960 se destruyó este importante nicho ecológico, extinguiéndose también la última población española reproductora de Grus grus.

 

 

-         El vaso campaniforme

El vaso campaniforme fue una manifestación cultural prehistórica asociada al Calcolítico y al período inicial de la Edad del Bronce. Su cronología e interpretación es controvertida, habiendo generado al respecto (y haciéndolo todavía) abundante literatura. Gracias a la revisión sistemática de los datos proporcionados por el radiocarbono en vasos campaniformes de toda Europa, se ha podido establecer que los más antiguos serían los encontrados en el área del bajo Tajo (Portugal), con una cronología que iría del 2900 al 2500 a. C.[2] Según otros autores, su aparición se situaría, en cambio, sobre el 2400 a. C., desapareciendo hacia el 1800 a. C.[3]

Su nombre es la consecuencia de las especiales características de estas vasijas (en arqueología denominadas vasos) con forma de campana invertida y profusamente decoradas que se han encontrado, generalmente en contextos funerarios, en buena parte de Europa: por casi toda la península ibérica, en islas del Mediterráneo occidental, en la Francia mediterránea y atlántica, Gran Bretaña e Irlanda, los Países Bajos y parte de Europa Central.


 

4. LOS PUEBLOS COLONIZADORES

-LOS FINICIOS

La aparición de las culturas del occidente peninsular coincide hacia el siglo XII a. C. con la expansión fenicia por todo el Mediterráneo. La presencia fenicia está limitada a la costa de Andalucia y a una limitada zona de influencia interior y estuvo asociada al pueblo de Tortessos. A los fenicios se les atribuye la fundación de Gádes (actual Cádiz), en una fecha un tanto controvertida que las fuentes griegas y romanas remontan hacia el año 1100 a. C. Dicha ciudad habría sido la principal fuente del comercio fenicio con Tartessos.

Aunque hay objetos más antiguos, sólo se han encontrado asentamientos fenicios a partir del siglo VIII a. C en las costas de Málaga y Granada. Eran factorías comerciales que se empleaban para traficar con los centros de producción de metales del interior de la Península, aunque también es probable que también hayan mantenido una economía agraria autosuficiente. Probablemente fueron ellos quienes introdujeron la metalurgia del hierro, bastante compleja, y el torno de alfarero.


 

-         LOS GRIEGOS

Respecto a los griegos, se han encontrado bastantes objetos, principalmente vasijas cerámicas, en el territorio de Tartessos, pero sólo a partir del siglo VI a. C son lo suficientemente abundantes como para pensar que fueron los propios griegos quienes los introdujeron, fundamentalmente a través del puerto de Huelva. Es posible que reemplazasen a los fenicios en esa tarea, aprovechándose de su creciente decadencia.

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Se citan numerosas colonias griegas en los textos, pero de la mayoría de ellas no se conserva resto alguno. Es probable que se tratasen de enclaves iberos o fenicios utilizados por los navegantes griegos para pernoctar, aprovisionarse y comerciar con los pueblos indígenas del interior, y a los que acabaron por dar sus propios nombres griegos. Los arqueólogos sitúan la mayor parte de los enclaves en la costa de Alicante. El único asentamiento seguro es el de Emporeon (Ampurias), en la costa de Gerona, fundada por los colonos procedentes de la ciudad griega de Massalia (actual Marcella) hacia el año 600 a. C Muy pronto se convirtió en una colonia rica y próspera, que realizaba intercambios con el interior: los griegos proporcionaban cerámicas, vino y aceite a cambio de sal, esparto y telas de lino. Entre los siglos V y IV a. C. la colonia aumentó de tamaño, se amuralló y se dotó de una zona sagrada. Su convivencia con los iberos fue, hasta la época romana, bastante pacífica.

La influencia del pueblo griego sobre las tribus iberas con las que comerciaba es evidente, dados las muestras en el arte, la lengua y los signos culturales que los iberos suministran. Su situación de entendimiento entre ambos pueblos y el reino de Tartessos favoreció una época dorada en la que se produjo un proceso que se ha llamado de "mediterranización" de las culturas indígenas peninsulares.

 

 


 

 

 

Cartagineses

La época de mayor presencia púnica en la Península Ibérica transcurre durante los siglos IX y III a. C. El pueblo cartaginés sustituyó a los comerciantes fenicios y se instalaron en las factorías comerciales costeras mediterráneas desde las que controlaban los productos del interior, principalmente las minas de Castulo (Linares), mientras que dejaban su influencia sobre las culturas ibéricas. Existen abundantes cerámicas, objetos funerarios y restos de la influencia cultural cartaginesa, como el culto a la diosa Tanit y a otras divinidades púnicas en los antiguos asentamientos fenicios, sobre todo en Baria (Almeria) y en Gades.Según las fuentes clásicas, el general cartaginés Asdrubal el bello en el año 227 a. C. fundó la ciudad de Qart Hadasht, actual Cartagena, posiblemente sobre un anterior asentamiento tartésico denominado (Mastia Tarseion. Cartagena fue amurallada y reurbanizada y se convirtió en la principal base púnica de la Península Ibérica.Además cabe destacar la colonia de Ebusus (Ibiza), enclave estratégico para el dominio naval de Cartago en el Mediterráneo occidental.La influencia cultural que pudo ejercer Cartago en la Península parece escasa. Es posible que interviniesen en los alfabetos tartesio e ibero, y ciertas mejoras en la industria o en el cultivo.

 

 


-         LOS TARTESSOS

Sobre el origen de la cultura tartesia se ha escrito mucho, a pesar de lo cual nada es seguro todavía. Entre las corrientes principales estarían la indigenista y la colonialista:

  • Según las investigaciones más recientes esta cultura se formó a partir de la evolución de las poblaciones locales herederas del Bronce del suroeste peninsular, evolución que llegó a su clímax cuando comenzaron a relacionarse con las factorías fenicias del litoral.[1]
  • Según otros, la cultura tartesia sería el resultado exclusivo de la aculturación de los indígenas por parte de los fenicios. Esta teoría se apoya en las cronologías de colonización y en los restos arqueológicos, como cerámicas de retícula bruñida, de barniz rojo y las representaciones religiosas, que claramente hacen referencias a dioses orientales, como Astarté, Baal o Melkart.

Sobre el origen de los propios tartesios, y en el marco de las teorías difusionistas tan en boga hasta los años 70 del siglo XX, se ha llegado a decir que llegaron a la península con los Pueblos del Mar, o incluso que pudieron ser pueblos indoeuropeos precursores de la cultura celta[2] o gentes procedentes de las estepas al norte del Cáucaso, que se asentaron sobre el sustrato prehistórico. O que podrían haber traído con ellos el neolítico y la agricultura, desde el Oriente Próximo[3] y originado la cultura argárica y la de los Campos de urnas.


 

-         LOS ÍBEROS

A pesar de que estos pueblos compartían ciertas características comunes, no eran un grupo étnico homogéneo ya que divergían en muchos aspectos. No se sabe detalladamente el origen de los iberos, aunque hay varias teorías que intentan establecerlos:

  • Una hipótesis sugiere que llegaron a la península ibérica en el periodo Neolítico, y su llegada se data desde el quinto milenio antes de Cristo al tercer milenio antes de Cristo. La mayoría de los estudiosos que adoptan esta teoría se apoyan en evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas estimando que los iberos procedían de las regiones mediterráneas situadas más al este.
  • Otros estudiosos han sugerido que pueden tener su origen en el norte de África, aunque se trata de una hipótesis discutida. Los iberos inicialmente se habrían asentado a lo largo de la costa oriental de España y, posiblemente, más adelante se propagaron por parte de la península ibérica.
  • Otra hipótesis alternativa afirma que formaban parte de los habitantes originales de Europa occidental y los creadores/herederos de la gran cultura megalítica que surge en toda esta zona, posiblemente, una teoría respaldada por estudios genéticos. Los iberos serían similares a las poblaciones celtas del primer milenio antes de Cristo de Irlanda, Gran Bretaña y Francia. Posteriormente (según la interpretación más tradicional), los celtas cruzarían los Pirineos en dos grandes migraciones: en el IX y el VII siglo a. C. Los celtas se establecieron en su mayor parte al norte del río Duero y el río Ebro, donde se mezclaron con los iberos para conformar el grupo llamado celtíbero.