1.LA PREHISTORIA
LA CUEVA DEL BOQUETE DE ZAFARRAYA
La Cueva del Boquete de Zafarraya se sitúa en la vertiente sur de la Sierra de Alhama, a unos 1100 metros de altitud, en el término municipal de Alcaucín (Provincia de Málaga, España).
Se trata de una cavidad de tamaño medio cuya entrada se sitúa sobre un farallón vertical. A pocos metros de la entrada la cavidad se bifurca en dos conductos: El primero, hacia la izquierda, tiene un desarrollo vertical; el conducto de la derecha, verdadera galería, presenta un relleno de sedimentación arqueológica en una longitud de 16,30 metros.
La cueva del Boquete de Zafarraya fue descubierta en 1979 por Cecilio Barroso Ruíz, quien inició las primeras excavaciones arqueológicas oficiales entre 1981-1983. En dichas campañas localizó los primeros restos de neandertal. En 1982 el fémur denominado Zafarraya 1, y en 1983 la mandíbula humana Zafarraya 2, que posteriormente fueron datados en 34 000 años de antigüedad.[1]
La cueva de la cariguela de Piñar (Granada)
La cueva de la
Carihuela se localiza a unos 600 m. hacia el S-SE del pueblo de Píñar, en la
granadina comarca de los Montes Orientales. Desde hace décadas que se
está excavando este yacimiento, en el que se ha encontrado mucha industria
lítica perteneciente a la industria Musteriense, típica de los Homo
neandertalensis. Además, corrobora que los hayazgos pertenecen a esta fase, los
restos fósiles que se han encontrado recientemente, como un frontal de un niño
de 6 años, dos fragmentos parietales adultos, una mandíbula de adulto un
fragmento de parietal y una tibia. Dicha ocupación se deduce que es estacional,
ya que en los espacios de tiempo que no está utilizado por homínidos, es
utilizado como cubiil por hienas, lobos y leopardos, añadiendo los fragmentos
de sus presas a los incontables huesos abandonados por los neandertales.

La cueva de
la Pileta (Benaoján, Málaga)
La cueva de la Pileta es una cueva en Benaoján, provincia de Málaga en España. Es un yacimiento prehistórico con arte parietal del Paleolítico y restos neolíticos, descubierto en 1905 por José Bullón Lobato,
y explorado y estudiado por Willoughby Verner,
Henri Breuil y Hugo Obermaier. La cueva reúne numerosas pinturas y grabados de estilo francocantábrico con
representaciones de cérvidos, caballos, peces, cabras, toros, una foca, un
bisonte, signos abstractos y figuras indeterminadas. Se trata de un importante
conjunto que aporta interesantes datos sobre la expansión del arte paleolítico fuera de sus áreas clásicas de
desarrollo (norte de España y SO de Francia). Asimismo se han hallado también figuras negras
esquemáticas del Eneolítico y restos materiales neolíticos (cerámica pintada e incisa).
Es uno de los principales atractivos turísticos de la serranía de Ronda.

La cueva de Nerja
La cueva de Nerja es una cueva situada en el municipio de Nerja (Málaga) y descubierta el 12 de enero de 1959. En ella han sido datadas unas pinturas de focas que podrían ser la primera obra de arte conocida de la
historia de la humanidad, con 42 000 años de antigüedad.[

2. EL NEOLÍTICO
El cuadro general de estudio descriptivo de la cerámica
prehistórica descrito en este artículo abarca la obra en barro con espíritu
utilitario y creativo realizada en nuestro planeta y trasada entre
10000 a. C. y 3300 a. C.nota 1
Asimismo se ha escogido un planteamiento expositivo por continentes en función
de los yacimientos arqueológicos estudiados hasta el inicio del siglo XXI.
Científicamente, el trabajo del barro ha servido a los
arqueólogos para datar los yacimientos y dar nombre a muchas culturas
prehistóricas.

3. LAS PRIMERAS EDADES DEL METAL
La edad de los metales en Andalucia
-
LA CULTURA DEL COBRE
Los millares (sta. Fe de Mondújar)
El yacimiento prehistórico de Los Millares, también denominado Poblado de Los Millares, está situado entre los municipios de Santa Fe de Mondújar y Gádor, a 17 km de Almería, España. Conocido como uno de los asentamientos más importantes de la Europa de la Edad del Cobre, da nombre a la cultura arqueológica de Los Millares, que se extendió por parte de Andalucía Oriental y Levante, siendo contemporánea de los también calcolíticos grupos de Vila Nova, en la desembocadura del río Tajo.
Esta zona arqueológica está formada por el poblado y su necrópolis, ubicados sobre la meseta del mismo nombre, que en forma de espolón queda enmarcada en sus flancos norte y este-sureste por el río Andarax y la rambla de Huéchar. El poblado contó con un importante sistema defensivo, compuesto de líneas amuralladas y un conjunto de fortines situados en pequeñas colinas al borde de la sierra de Gádor y a ambos lados de la rambla de Huéchar. La necrópolis consta de casi un centenar de tumbas colectivas, la mayoría de tipo tholos, pero también aparecen cistas, sepulcros de corredor y cuevas.

-
Los
megalitos
El dolmen de
soto en Trigueros (Huelva)
El Dolmen de Soto, datado entre el 3000 y el 2500 a.C.- se
encuentra en la localidad de Trigueros, provincia de Huelva (España), siendo
uno de los más importantes entre los más de doscientos monumentos megalíticos
descubiertos en la provincia. Este dolmen es uno de los más impactantes
ejemplos del neolítico en el sur de España.1
Fue descubierto en la finca "La Lobita" en 1922 por Armando de Soto, iniciándose inmediatamente las excavaciones, que duraron tres años, terminándose con un estudio de Hugo Obermaier. En 1931 fue declarado Monumento Nacional. Está en buen estado de conservación, pese a que fue expoliado, encontrándose en las excavaciones ocho cuerpos, colocados en cuclillas con sus ajuares correspondientes.
Desde 1987 es de titularidad pública, dependiente de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. En 2008 se concluyó la primera fase de la puesta en valor de este monumento, tras unas investigaciones que lo situaron, por su anillo perimetral de más de 80 metros, como una de las mayores construcciones megalíticas de Europa Occidental.2 En este estudio se pudo fijar mediante dataciones de carbono 14, la fecha de su construcción hacia finales del tercer milenio.
Se trata de un dolmen perteneciente a la familia de los dólmenes de corredor largo (conjunto de dólmenes yuxtapuestos), siendo el más grande de los encontrados en la provincia de Huelva. Su longitud es de casi 21 m., variando su anchura desde los 0,82 m. en la puerta hasta los 3,10m. en la cámara. Está orientado de Levante a Poniente, de tal manera que los primeros rayos de sol en el equinocio, avanzan por el corredor y se proyectan en la cámara durante unos minutos, en un rito donde quizás los difuntos renacían de la vida de ultratumba, bañados por la luz solar.
Fue descubierto en la finca "La Lobita" en 1922 por Armando de Soto, iniciándose inmediatamente las excavaciones, que duraron tres años, terminándose con un estudio de Hugo Obermaier. En 1931 fue declarado Monumento Nacional. Está en buen estado de conservación, pese a que fue expoliado, encontrándose en las excavaciones ocho cuerpos, colocados en cuclillas con sus ajuares correspondientes.
Desde 1987 es de titularidad pública, dependiente de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. En 2008 se concluyó la primera fase de la puesta en valor de este monumento, tras unas investigaciones que lo situaron, por su anillo perimetral de más de 80 metros, como una de las mayores construcciones megalíticas de Europa Occidental.2 En este estudio se pudo fijar mediante dataciones de carbono 14, la fecha de su construcción hacia finales del tercer milenio.
Se trata de un dolmen perteneciente a la familia de los dólmenes de corredor largo (conjunto de dólmenes yuxtapuestos), siendo el más grande de los encontrados en la provincia de Huelva. Su longitud es de casi 21 m., variando su anchura desde los 0,82 m. en la puerta hasta los 3,10m. en la cámara. Está orientado de Levante a Poniente, de tal manera que los primeros rayos de sol en el equinocio, avanzan por el corredor y se proyectan en la cámara durante unos minutos, en un rito donde quizás los difuntos renacían de la vida de ultratumba, bañados por la luz solar.

El conjunto
de Antequera (Málaga)
El Conjunto
Arqueológico Dólmenes de Antequera lo conforman los Dólmenes de Menga, Viera y El Romeral en Antequera, Málaga, y es considerado como uno de los
mejores y más conocidos exponentes del megalitismo europeo. Los megalitos
constituyen las primeras formas de arquitectura monumental en la Prehistoria
europea, desarrollándose, de acuerdo con los datos actualmente disponibles,
desde comienzos del V milenio antes de nuestra era, período Neolítico, hace
unos 6.500 años.
Ya
en 1886 fue declarado Monumento Nacional, el Dolmen de Menga y en 1923,
el Dolmen de Viera. El Tholos de El Romeral pertenece al Tesoro
Artístico Arqueológico Nacional desde 1926 y en 1931 fue declarado Monumento
Histórico-Artístico. Recientemente, mediante el Decreto 25/2009, de 27 de
enero, el ámbito arqueológico de los Dólmenes de Antequera se inscribió
en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés
Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica. Dependientes de la Consejería
de Cultura, siendo Unidad Administrativa desde 1986, en el año 2010 aparece el Conjunto
Arqueológico Dólmenes de Antequera como servicio administrativo con gestión
diferenciada.

-
Pinturas
rupestres
Los Letretos en Vélez Blanco (Almería)
Las pinturas rupestres de la
Cueva de los Letreros son uno de los más importantes tesoros arqueológicos de
Almería. De hecho, un símbolo que identifica a esta provincia andaluza, el
Indalo, es el resultado de la explotación turística de uno de los supuestos
personajes dibujados en sus paredes. Se halla en el término municipal de
Vélez-Blanco al abrigo de una pared de la Sierra de María. Tanto el referido
Indalo como otra de las figuras más características, conocida como El Brujo,
son notables ejemplos del tipismo artístico rupestre del levante español. La
cueva está incluida entre las que forman el bien "Arte rupestre del arco
mediterráneo de la Península Ibérica" incluido por la Unesco en 1998 como parte
del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Benalup de
Sidonia (Cádiz)
Este pequeño abrigo está
situado en un paisaje de excepcional belleza y se caracteriza por la gran
cantidad de pinturas rupestres, sobre todo de representaciones de aves, cuadrúpedos y antropomorfos. La mayoría de
estas figuras datan del Neolítico y del Calcolítico. Durante varias décadas se
han mojado las paredes con agua para ver mejor las pinturas y enseñarlas a los
turistas. Como resultado de esta práctica se depositó una gruesa capa de cal
encima de las mismas. A principios de 2005 se realizó trabajos de restauración,
dedicados sobre todo a la limpieza y consolidación. La antigua Laguna de la Janda, que existió
hasta la mitad del siglo XX en la cercanía de esta cueva, era el paraíso para
millones de aves que encontraron aquí un hábitat idóneo para su alimentación y
reproducción. Para las aves migratorias era un área de descanso y de
invernación. Con la desecación artificial en 1960 se destruyó este importante
nicho ecológico, extinguiéndose también la última población española
reproductora de Grus grus. 

-
El
vaso campaniforme
El
vaso campaniforme fue una manifestación cultural prehistórica
asociada al Calcolítico y al período inicial de la Edad del
Bronce. Su cronología e interpretación es controvertida, habiendo
generado al respecto (y haciéndolo todavía) abundante literatura. Gracias a la
revisión sistemática de los datos proporcionados por el radiocarbono
en vasos campaniformes de toda Europa, se ha podido establecer que los más
antiguos serían los encontrados en el área del bajo Tajo
(Portugal),
con una cronología que iría del 2900
al 2500 a. C.[2]
Según otros autores, su aparición se situaría, en cambio, sobre el 2400 a. C.,
desapareciendo hacia el 1800 a. C.[3]
Su nombre es la consecuencia de las especiales características de estas vasijas (en arqueología denominadas vasos) con forma de campana invertida y profusamente decoradas que se han encontrado, generalmente en contextos funerarios, en buena parte de Europa: por casi toda la península ibérica, en islas del Mediterráneo occidental, en la Francia mediterránea y atlántica, Gran Bretaña e Irlanda, los Países Bajos y parte de Europa Central.

4. LOS PUEBLOS
COLONIZADORES
-LOS
FINICIOS
La aparición de
las culturas del occidente peninsular coincide hacia el siglo XII a. C.
con la expansión fenicia por todo el Mediterráneo. La presencia fenicia está
limitada a la costa de Andalucia y a una limitada zona de influencia
interior y estuvo asociada al pueblo de Tortessos. A los fenicios se les
atribuye la fundación de Gádes (actual Cádiz), en una fecha un tanto
controvertida que las fuentes griegas y romanas remontan hacia el año
1100 a. C. Dicha ciudad habría sido la principal fuente del comercio
fenicio con Tartessos.
Aunque hay objetos más antiguos, sólo se han
encontrado asentamientos fenicios a partir del siglo VIII a. C en las
costas de Málaga y Granada. Eran factorías comerciales que se empleaban para
traficar con los centros de producción de metales del interior de la Península,
aunque también es probable que también hayan mantenido una economía agraria
autosuficiente. Probablemente fueron ellos quienes introdujeron la metalurgia
del hierro, bastante compleja, y el torno de alfarero.

-
LOS GRIEGOS
Respecto a los griegos, se han encontrado bastantes
objetos, principalmente vasijas cerámicas, en el territorio de Tartessos,
pero sólo a partir del siglo VI a. C son lo suficientemente
abundantes como para pensar que fueron los propios griegos quienes los
introdujeron, fundamentalmente a través del puerto de Huelva. Es posible
que reemplazasen a los fenicios en esa tarea, aprovechándose de su creciente
decadencia.
-
Se citan numerosas colonias griegas en los textos,
pero de la mayoría de ellas no se conserva resto alguno. Es probable que se
tratasen de enclaves iberos o fenicios utilizados por los navegantes griegos
para pernoctar, aprovisionarse y comerciar con los pueblos indígenas del
interior, y a los que acabaron por dar sus propios nombres griegos.
Los arqueólogos sitúan la mayor parte de los enclaves en la costa de
Alicante. El único asentamiento seguro es el de Emporeon (Ampurias),
en la costa de Gerona, fundada por los colonos procedentes de la ciudad griega
de Massalia (actual Marcella) hacia el año 600 a. C Muy pronto
se convirtió en una colonia rica y próspera, que realizaba intercambios con el
interior: los griegos proporcionaban cerámicas, vino y aceite a cambio de sal,
esparto y telas de lino. Entre los siglos V y IV a. C. la colonia
aumentó de tamaño, se amuralló y se dotó de una zona sagrada. Su convivencia
con los iberos fue, hasta la época romana, bastante pacífica.
La influencia del pueblo griego sobre las tribus
iberas con las que comerciaba es evidente, dados las muestras en el arte, la
lengua y los signos culturales que los iberos suministran. Su situación de
entendimiento entre ambos pueblos y el reino de Tartessos favoreció una época
dorada en la que se produjo un proceso que se ha llamado de "mediterranización"
de las culturas indígenas peninsulares.

- Cartagineses
La época de mayor presencia púnica en
la Península Ibérica transcurre durante los siglos IX y
III a. C. El pueblo cartaginés sustituyó a los comerciantes fenicios
y se instalaron en las factorías comerciales costeras mediterráneas desde las
que controlaban los productos del interior, principalmente las minas de Castulo (Linares),
mientras que dejaban su influencia sobre las culturas ibéricas. Existen
abundantes cerámicas, objetos funerarios y restos de la influencia cultural
cartaginesa, como el culto a la diosa Tanit y a otras divinidades
púnicas en los antiguos asentamientos fenicios, sobre todo en Baria (Almeria) y
en Gades.Según las fuentes clásicas, el general cartaginés Asdrubal el
bello en el año 227 a. C. fundó
la ciudad de Qart Hadasht, actual Cartagena, posiblemente
sobre un anterior asentamiento tartésico denominado (Mastia Tarseion.
Cartagena fue amurallada y reurbanizada y se convirtió en la principal base
púnica de la Península Ibérica.Además cabe destacar la colonia
de Ebusus (Ibiza), enclave estratégico para el dominio naval
de Cartago en el Mediterráneo occidental.La influencia cultural que pudo
ejercer Cartago en la Península parece escasa. Es posible que
interviniesen en los alfabetos tartesio e ibero, y ciertas mejoras en la
industria o en el cultivo.

-
LOS TARTESSOS
Sobre el origen de la cultura tartesia se ha escrito mucho, a pesar de lo cual nada es seguro todavía. Entre las corrientes principales estarían la indigenista y la colonialista:
- Según las investigaciones
más recientes esta cultura se formó a partir de la evolución de las
poblaciones locales herederas del Bronce del suroeste peninsular,
evolución que llegó a su clímax cuando comenzaron a relacionarse con las
factorías fenicias del litoral.[1]
- Según otros, la cultura
tartesia sería el resultado exclusivo de la aculturación
de los indígenas por parte de los fenicios. Esta teoría se apoya en las
cronologías de colonización y en los restos arqueológicos,
como cerámicas de retícula bruñida, de barniz rojo y las representaciones
religiosas, que claramente hacen referencias a dioses orientales, como Astarté,
Baal
o Melkart.
Sobre el origen de los propios tartesios, y en el marco de las teorías difusionistas tan en boga hasta los años 70 del siglo XX, se ha llegado a decir que llegaron a la península con los Pueblos del Mar, o incluso que pudieron ser pueblos indoeuropeos precursores de la cultura celta[2] o gentes procedentes de las estepas al norte del Cáucaso, que se asentaron sobre el sustrato prehistórico. O que podrían haber traído con ellos el neolítico y la agricultura, desde el Oriente Próximo[3] y originado la cultura argárica y la de los Campos de urnas.

-
LOS ÍBEROS
A pesar de que estos pueblos compartían ciertas características comunes, no eran un grupo étnico homogéneo ya que divergían en muchos aspectos. No se sabe detalladamente el origen de los iberos, aunque hay varias teorías que intentan establecerlos:
- Una hipótesis sugiere que
llegaron a la península ibérica en el periodo Neolítico,
y su llegada se data desde el quinto milenio antes de Cristo al tercer
milenio antes de Cristo. La mayoría de los estudiosos que adoptan esta
teoría se apoyan en evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas
estimando que los iberos procedían de las regiones mediterráneas situadas
más al este.
- Otros estudiosos han
sugerido que pueden tener su origen en el norte de África, aunque se trata
de una hipótesis discutida. Los iberos inicialmente se habrían asentado a
lo largo de la costa oriental de España y, posiblemente, más adelante se
propagaron por parte de la península ibérica.
- Otra hipótesis alternativa
afirma que formaban parte de los habitantes originales de Europa
occidental y los creadores/herederos de la gran cultura megalítica que
surge en toda esta zona, posiblemente, una teoría respaldada por estudios
genéticos. Los iberos serían similares a las poblaciones celtas del primer
milenio antes de Cristo de Irlanda, Gran Bretaña y Francia. Posteriormente
(según la interpretación más tradicional), los celtas cruzarían los
Pirineos en dos grandes migraciones: en el IX y el VII siglo a. C. Los
celtas se establecieron en su mayor parte al norte del río Duero y el río
Ebro, donde se mezclaron con los iberos para conformar el grupo llamado
celtíbero.