La población romana participaba de una variedad de cultos y creencias, que incluía a sus dioses tradicionales, una serie de deidades a las que se les rendía culto en altares familiares; también la fortuna era adorada como diosa, pues los romanos le daban gran importancia al azar y al destino.
A partir de la época imperial, los emperadores eran considerados dioses, lo que los sumaba al panteón de divinidades que adoraba la población. Para el siglo I se habían difundido por el Imperio los cultos a dioses provenientes de Oriente, como Cibeles, Isis y Mitra. Para los romanos, el cristianismo fue otra de las religiones que surgió en Oriente y que se difundió desde una de sus provincias más alejadas a todo el Imperio.
El cristianismo nació en la provincia romana de Judea, región de Palestina, a partir de la prédica de Jesús de Nazaret, nacido hacia el año 4 a. C. en el poblado de Belén. A la edad de treinta años comenzó una labor de predicación, que se extendió por los tres años siguientes.; recorrió Samaria, Judea y Galilea, siempre acompañado de discipulos. La base de la predicación de Jesús era declarar el amor de un solo Dios a toda la humanidad, por lo que el amor era el valor que debía regir la conducta de todos los seres humanos. Su prédica se dirigía a la gente sencilla y se expresaba a través de parábolas o historias basadas en la vida cotidiana. De su vida y enseñanza, recogidos en los Evangelios, surgieron las bases para la doctrina cristiana.
Jesús hablaba de su Padre en el cielo y se refería a sí mismo como el "Hijo del Hombre" enviado por Dios para redimir a la humanidad del pecado; su enseñanza ofrecía una esperanza de salvación y de vida eterna. La muerte de Jesús, acusado de sedición, marcó profundamente el pensamiento cristiano, que vio en su crucifixión un acto supremo de amor, pues Jesús había muerto para redimir del pecado a la humanidad.
Después de la muerte de Jesús, sus apóstoles continuaron predicando su doctrina. Jerusalén fue el centro de la naciente omunidad cristiana, pero en el año 70 la ciudad fue destruida por los romanos para sofocar una rebelión judía y los cristianos residentes huyeron de Judea. A partir de entonces, el cristianismo se debilitaría en este territorio, separándose definitivamente del judaísmo. Paralelamente, las comunidades cristianas se extendieron por el Imperio romano. Su primer foco de difusión fue Asia Menor, Grecia y Macedonia; por esta razón los primeros registros cristianos, que datan de la segunda mitad del siglo I, fueron escritos en griego. Al mismo tiempo la sencillez del mensaje cristiano -dirigido sin distinción de fronteras nacionales ni cndición social-, y su esperanza de salvación, lograron captar a muchas personas, en special a los pobres, que eran mayoría.
Los cristianos se vieron pronto enfrentados al recelo de las autoridades romanas y su negativa a rendir culto al emperador motivó el inicio de una oleada de persecuciones. Estas no fueron sistemáticas, sino que se desarrollaron de manera esporádica a lo largo de tres siglos, y con diferentes grados de severidad.
EL ARTE PALEOCRISTIANO EN ANDALUCÍA
El legado paleocristiano andaluz es pobre, reduciéndose a restos incompletos y piezas descontextualizadas. Una de las representaciones de Cristo más antigua es la imagen de un pastor con un carnero sobre los hombros. Esta imagen estaba en la estatuaria griega y cuadró bien con el símil que el Cristianismo hace de Cristo como el Buen pastor, produciéndose así la adaptación de un tema pagando a la nueva religión .
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