martes, 17 de mayo de 2016

ANDALUCÍA EN LA EDAD MEDIA

El islam es una religión monoteísta abrahámica cuyo dogma de fe se basa en el libro del Corán, el cual establece como premisa fundamental para sus creyentes que «No hay más Dios que Alá y que Mahoma es el último mensajero de Alá». La palabra árabe Allah, hispanizada como Alá, significa ‘Dios’ y su etimología es la misma de la palabra semítica El, con la que se nombra a Dios en la Biblia. Los eruditos islámicos definen al islam como: «La sumisión a Dios el Altísimo a través del monoteísmo, la obediencia y el abandono de la idolatría» El libro sagrado del islam es el Corán, dictado por Alá a Mahoma a través de Yibril (el arcángel Gabriel). Los seguidores del islam se denominan musulmanes (del árabe muslim مسلم, 'que se somete'). Atestiguan que Mahoma es el último de los profetas enviados por Dios y sello de la Profecía.

CARACTERES GENERALES DEL ARTE MUSULMÁN
Los musulmanes crean un arte propio e inconfundible que se caracteriza por la difusión de rasgos clásicos, bizantinos, persas, cristianos y de cada uno de los pueblos que dominaron, logrando originales y bellas síntesis.

URBANISMO Y ARQUITECTURA.
Se sitúa en lugares estratégicos en cerros o conluencia de ríos) y trazado es irregular con calles estrechas y tortuosas. El corazón de la ciudad es la medina, recinto amurallado, en la que se ubicaban los edificios oficiales y de uso colectivo: la mezquita mayor o aljama, el palacio o alcázar, el zoco o mercado o los baños.
La vida musulmana gira en torno a los preceptos coránicos, especialmente la oración común de los viernes (día sagrado), así, la mezquita será el eje del arte islámico. Otras construcciones monumentales son los baños públicos (hammam), los mercados (alhóndigas), las escuelas coránicas (madrazas), los palacios y residencias señoriales (alcazáres, almunias= y fortificaciones defensivas (murallas y alcazabas).
Los edificios suelen ser de poca altura, integrados armónicamente en el paisaje o inscritos en el laberíntico trazado urbano. Muestran gran sobriedad exterior reservando el lujo para los interiores. Utilizan materiales pobres (ladrillos, tapial, yeso y madera).
En La Alhama de Granada hay dos curiosas muestras de ambas: los leones de la fuente de del Patio de los Leones y las pinturas de la Sala de los de los Reyes.



EL ARTE MUSULMÁN EN ANDALUSY SUS ETAPAS

El arte islámico de Al Andalus se advierte una evolución cuyas etapas están en consonancia con los cambios políticos y económicos. De todas ellas han quedado monumentos emblemáticos por su perfección y belleza.

El arte califal cordobés
Se inicia con el emirato independiente de Abderramán I y termina con la disgregación del califato en los reinos tarifas, su momento de apogeo coincide el mandato del califa Abderramán III, en la Córdoba del siglo X.
El arte califal toma elementos del arte romano y visigodo, sus construcciones se superponen sobre edificios anteriores, utiliza materiales de acarreo como columnas, capiteles, etc. de antiguos monumentos hispánicos; asume sistemas constructivos romanos y adopta el arco de herradura visigodo, enmarcado por una moldura o alfiz. Del arte bizantino recoge el lujo y colorido de los mosaicos. Con todo ello, se crea un arte de gran belleza y originalidad, cuyas influencias se extenderán por el norte de África.
La mezquita aljama de Córdoba y los restos de la ciudad palatina de Medina Azahara son los monumentos más representativos de esta etapa.
MEZQUITA-CATEDRAL DE CÓRDOBA 
HISTORIA DE LOS MONUMENTOS

La mezquita

ABDERRAMÁN I
El inicio de su construcción se debe al primer emir omeya de Córdoba, haciéndose sobre el emplazamiento de la basílica visigoda de San Vicente Mártir, iglesia construida en el siglo VI, en cuyo solar se inicia la edificación del oratorio o haram en el año 786.
Este primer edificio consta, en cualquier caso, de once naves longitudinales orientadas hacia el río Guadalquivir, cuya anchura es idéntica, a excepción de la central, que conduce al mihrab y las dos de los extremos. La central ligeramente más ancha que el resto y las laterales ligeramente más estrechas, aunque estas leves diferencias solo son apreciables en un plano. Estas naves constan de doce tramos o crujías que corren en dirección al muro de la quibla.
Este primer edificio consta, en cualquier caso, de once naves longitudinales orientadas hacia el río Guadalquivir, cuya anchura es idéntica, a excepción de la central, que conduce al mihrab y las dos de los extremos. La central ligeramente más ancha que el resto y las laterales ligeramente más estrechas, aunque estas leves diferencias solo son apreciables en un plano. Estas naves constan de doce tramos o crujías que corren en dirección al muro de la quibla.

HIXEN I
Según la historiografía clásica, el crecimiento de la ciudad habría determinado la necesidad de un oratorio (haram) con un aforo mayor para poder albergar más fieles durante la celebración de los viernes, por lo que este emir decidió la primera ampliación de la mezquita. Ignacio Olagüe Videla supone, además, que es a Abderramán II a quien debemos las obras que convertirían al templo arriano en mezquita. En cualquier caso, éstas se iniciaron en el 833, acabándose en el 855, bajo mandato ya del hijo de Abderramán II.
Para llevarla a cabo se derribó el primitivo muro de la quibla, cuyos restos son actualmente visibles en forma de grandes pilares, y se prolongaron las arquerías en ocho tramos o crujías más, con una longitud total de 24 m. Los elementos arquitectónicos son idénticos a los de la fase inicial: alternancia de dovelas en los arcos (amarillas de caliza y rojas de ladrillo) y utilización de materiales de acarreo, aunque como novedad se utilizaron algunos materiales labrados a propósito para esta ampliación, como los ocho capiteles novedosos denominados «de pencas». El mihrab, cuyos cimientos fueron encontrados en el subsuelo de la capilla de Villaviciosa, estaba concebido monumentalmente con un arco de entrada sostenido por cuatro columnas y sobresalía al exterior del muro de la qibla. También este emir llevó a cabo una intervención en el patio, cerrándolo con saqqifas en los laterales que faltaban.

ABDERRAMÁN II
La intervención del primer califa cordobés no afectó al oratorio. Pero agrandó el patio, derribó el primer alminar y erigió uno nuevo que sería modelo para los alminares almohades y los campanarios mudéjares. Este alminar se conserva actualmente desmochado y embutido en el campanario cristiano, aunque se conoce su alzado gracias a los dibujos conservados. El único testimonio gráfico que nos ha llegado es un relieve que se encuentra en una de las enjutas de la Puerta de Santa Catalina.

ABDERRAMÁN III
La intervención del primer califa cordobés no afectó al oratorio. Pero agrandó el patio, derribó el primer alminar y erigió uno nuevo que sería modelo para los alminares almohades y los campanarios mudéjares. Este alminar se conserva actualmente desmochado y embutido en el campanario cristiano, aunque se conoce su alzado gracias a los dibujos conservados. El único testimonio gráfico que nos ha llegado es un relieve que se encuentra en una de las enjutas de la Puerta de Santa Catalina.
ALHAKÉN II
Coincidiendo con el esplendor del califato, durante el siglo X se llevarán a cabo las más extensas intervenciones en la mezquita. Pero será la de Alhakén II la ampliación más bella y rica. El segundo día de su reinado encarga a su chambelán Chafar (o Yafar) las obras.
Se derriba el muro de la qibla de Abderramán II, del que también quedan restos visibles en la actualidad, y se amplía el oratorio en doce crujías más en el sentido sur seguido hasta entonces. Para mejorar la iluminación se construyen cuatro lucernarios con bellas cúpulas nervadas. El primero de ellos, previo a la macsura, lo ocupa actualmente la Capilla de Villaviciosa. Los otros tres se elevan delante del nuevo muro de qibla; uno delante del mihrab y los otros dos flanqueándolo.
Previos a la macsura aparecen nuevos arcos polilobulados y entrecruzados, y en las columnas se alternan fustes rosas y azules. Los materiales ya no son de acarreo, sino labrados ex profeso, con presencia de capiteles de pencas, una abstracción y esquematización de los corintios y compuestos del mundo romano y que derivarán en los de avispero que se pueden observar en Medinat Al-Zahra. Todo esto configura la unidad estilística del arte califal ya presente en Medina Azahara.
Otras novedades son el doble muro de la qibla, que facilita la conexión con el sabat y que permite que el mihrab no se limite a un simple nicho, sino que se abra como una pequeña habitación octogonal cubierta con una cúpula con forma de concha. La portada del mihrab y las cúpulas que lo preceden van recubiertas de mosaicos ejecutados por artesanos bizantinos enviados por el basileus cargados con trescientos veinte quintales de teselas.

ALMAZOR
Dado el gran continuo crecimiento demográfico de Córdoba, este hayib decide llevar a cabo la tercera y última de las intervenciones en la mezquita a fines del siglo X. Su ampliación, la más extensa de todas, afecta tanto al oratorio como al patio. Pero esta ampliación no se hará hacia el sur como las anteriores, puesto que la cercanía del Guadalquivir lo impide. La expansión será hacia el este, para lo que Almanzor debió expropiar el caserío que ocupaba la zona. Se construyen ocho nuevas naves que dejan descentrado el mihrab y el extendido muro de la qibla ya no es doble, sino simple. En los arcos la alternancia de dovelas es solo cromática y no de materiales puesto que todas son de piedra caliza, aunque pintadas de almagra las rojas.


Medina Azahara

Medina Al-zahara fue mandada construir por el primer califa de Al-Andalus, Abd al-Rahman III al-Nasir (891–961) - o Abderramán III - como parte del programa político, económico e ideológico puesto en marcha tras la instauración del califato. Se dice que su fundación está relacionada con una favorita del califa que tendría por nombre al-Zahrá (Azahara) pero los principales motivos de su construcción son más bien de índole político-ideológicos: la dignidad de califa exige la fundación de una nueva ciudad símbolo de su poder a imitación de otros califatos orientales y además para mostrar su superioridad sobre sus grandes enemigos, los fatimíes de Ifriqiyya, la zona norte del continente africano.
Respecto al origen del nombre podría provenir, como se ha dicho anteriormente, del nombre de su esposa más querida al-Zahrá, el cual significa "La Flor" quien le sugirió construir una hermosa ciudad extramuros de Córdoba, una ciudad que llevaría el nombre de la amada y se convertiría en la "Ciudad de al-Zahrá" , la "Ciudad de la Flor de Azahar". Pero esto es más leyenda que realidad ya que al-Zahrá también significa “La Resplandeciente”, palabra que está emparentada a otras que, en esa lengua, significan “Venus” o la misma “flor”, por lo que simplemente puede hacer referencia a la propia nueva resplandeciente ciudad del califa.
Aunque el origen de la ciudad no carece de elementos legendarios, se sabe que la construcción comenzó a finales del 936 de la era cristiana, estando las obras a cargo del maestro alarife Maslama ben Abdallah, y se continuó durante los cuarenta siguientes, alcanzando los tiempos de su hijo y sucesor en el califato, al-Hakam II. En el 945 se produce el traslado de la corte a esta ciudad, que en esos momentos cuenta con la Mezquita Aljama (941), aunque la Ceca o Casa de la Moneda no se traslada hasta 947-948. Al erigir esta majestuosa ciudad el califa cordobés pretendiera anular –y aun superar- a los califas orientales abbasíes, y especialmente la famosa ciudad y corte de Samarra.
Los textos literarios e históricos se hacen eco de las cuantiosísimas sumas dedicadas a su construcción, de los enormes trabajos realizados al efecto, de su monumentalidad y esplendor artístico – hasta en el menor detalle- y del lujo y la ostentación que el califa desplegaba en las recepciones y ceremonias que allá se celebraban con frecuencia, pues de hecho la administración y la corte se trasladaron a la nueva sede. Entre otros, en sus ricos salones serían recibidos reyes cristianos hispánicos desposeídos de su trono, embajadores del emperador de Germania, emisarios de Borrell II de Barcelona… Torres Balbás (uno de los padres de la restauración monumental en España) se refiere así a estas ceremonias: “Tras subir entre apretadas filas de soldados ricamente uniformados, provistos de brillantes armas y en perfecta formación, llegaban monarcas y embajadores al salón oriental de Madinat al-Zahara, abierto a una terraza, cuyos muros cubrían ricas alfombras. Al fondo, sentado sobre almohadones y rodeado de todos los dignatarios de su brillante corte, aparecía el califa. Semejante a una divinidad casi inaccesible. Ante él se postraban en tierra, y el soberano, con insigne fervor, les daba a besar su mano”.
Transcurridos poco menos de cien años, sin embargo, todo este conjunto monumental y fastuoso quedó reducido a un inmenso campo de ruinas, pues fue destruido y saqueado en el 1010, como consecuencia de la guerra civil (o fitna) que puso fin al Califato de Córdoba. Los saqueos, los enfrentamientos y los incendios destrozaron la ciudad más bella de occidente.
El cuadro del pintor catalán D. Baixeras (Barcelona, 1862-1943), en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona, pretende rememorar una recepción de embajadores de Bizancio en Medina Azahara, a base de los recursos y convencionalismos propios de la pintura orientalista de la época, empeñada en una forzada aunque pintoresca reconstrucción de la audiencia del monarca cordobés a los emisarios bizantinos acompañados de unos monjes, que se muestran sobrecogidos por la magnificencia de la ostentación y esplendor de la suntuosa corte califal asentada en tan extraordinario recinto. A pesar de que su lugar de procedencia, la corte de Bizancio, no era precisamente un ejemplo de austeridad.
Después de la guerra civil (“fitna”) que trajo su destrucción, el saqueo y desmantelamiento de la ciudad palatina prosiguieron en siglos sucesivos, pues fue utilizada como cantera artificial para la construcción de otras edificaciones posteriores en la ciudad de Córdoba, cayendo progresivamente en el olvido hasta que desapareció, en una fecha imprecisa, del ideario colectivo.
 

  Giralda
La giralda esta intimamente unida al destino del segundo pueblo bereber que invadio al-andalus, los almohades.

Ibn Tumart un arabe bereber del norte del actual Marruecos que tras una peregrinacion por el mundo arabe almoravide refleja la dejadez de los preceptos de la fe islamica en el imperio almoravide. En el 1125 comienza una revolución que acaba con el anterior imperio y comienza con otro llamado almohade con preceptos mucho mas intransigentes con los infieles.
En 1145 entran en al-andalus y rapidamente unificar los reinos que habian surgido del colapso almoravide.

Sevilla como la una de las mas importantes ciudades del al andalus y capital de la taifa de sevilla , recibe una gran importancia y para establecer una mayor fe en el islam que era la bandera de los almohades, se inicia en el año 1172, la construccion de la grán mezquita de Sevilla que reemplazaba a la anterior de dimensiones mas reducidas en la Plaza del Salvador, 10 años despues se innagura con un sermon.
Durante el periodo de dominación almohade, la ciudad de Sevilla se convirtió en su capital en la Península Ibérica, lo que trajo a la ciudad una actualización de sus infraestructuras y procediendo a la construcción de varias grandes edificaciones. En el exterior la decoración es parecida a la mezquita de cordoba, pero en la estructura es igual a las mezquita imperial de Marrakech, la mezquita Kutubia pero cuya torre solo mide 69m.
Esta mezquita estaba orientada al norte y su puerta principal es la puerta que une con el patio de los naranjos donde se encontraban las fuentes para hacer las abluciones.
En 1184, Dos años despues comienza la construccion del alminar que acabara siendo la giralda. Y en 1195 cuando los ejercitos almohades liderados por el califa Abu Yaqub Yusuf derrotan totalmente las tropas castellanas en en la batalla de Alarcos, la torre se completa para honrar esta victoria.
Es de destacar que para la construccion se usan todos los materiales que dispone la ciudad saqueando para ello templos y ruinas de mas de un siglo , que en la actualidad se pueden ver en algunos trozos en latin como podemos ver en la siguiente fotografia
El alminar acabo con 82 m altura siendo la más alta edificación toda europa durante varios siglos. Para finalizar la obra se establecieron 4 bolas decorativas en lo alto de la torre.
La conquista cristiana en 1248, se centro en modificar la mezquita para convertirlo en una catedral, por lo que no modifico el alminar, por lo que la torre estuvo 100 años mas con su forma árabe, hasta que el grave terremoto de 1365, destruyo la decoración superior de la torre y los 4 bolas de bronce y se sustituyo por un acabado simple.

En pleno renacimiento del siglo XVI se constata la necesidad de dar un acabado mas estetico a la torre, añadiendose un campanario de estilo renacentista que va a ser un modelo para los campanarios españoles, esta tarea se encarga al arquitecto de la remodelacion de la catedral, Hernán Ruiz.
En esta época, también se añade una estatua en la parte superior para que la torre tuviese un remate en forma de estatua que representa la Fe. Este remate va a ser una estatua con forma de veleta que va a ser el mayor del mundo y se va a llamar la Giralda.
Curiosamente a lo largo de los siglos, la gracia popular de sevilla les cambia el nombre y se empieza a llamar giralda a la torre y a la torre el giraldillo, que son los nombres que han llegado hasta nosotros.

Andalucía visigoda

LOS VISIGODOS
Los visigodos fueron la rama de los pueblos godos perteneciente a los pueblos germánicos orientales.
Los visigodos surgieron de grupos góticos anteriores (posiblemente de los tervingios)[1] que habían invadido el Imperio romano a partir de 376 y habían derrotado a los romanos en la batalla de Adrianópolis en el año 378. Los visigodos invadieron Italia bajo Alarico I y saquearon Roma en el año 410. Se establecieron en el sur de la Galia como federados del Imperio romano, y tras la derrota de Vouillé en el año 507 pasaron a establecerse en Hispania creando un gran reino que abarcaba toda la península hasta que fueron derrotados por los árabes en la batalla de Guadalete en el año 711 y su reino fue sometido durante siglos hasta que posteriormente con la Reconquista, y posterior muerte de Fernando el católico, las coronas de Castilla y Aragón se unieron abarcando un territorio similar al visigodo, excluyendo Portugal.

EL ARTE VISIGODO EN ANDALUCÍA
Antes de adentrarse en la historia de la Bética visigoda, se debe contextualizar brevemente el origen de la región y el pueblo a tratar.
La Bética era una provincia romana, rica en recursos y fuertemente romanizada, que prácticamente equivalía a las extensiones actuales de Huelva, Córdoba, Sevilla, Cádiz y Málaga, la mitad de Granada y Jaén y una parte de Almería. Es decir más de las tres cuartas parte de la Andalucía que hoy conocemos.
Los visigodos se identificaban con una tribu germana que durante años estuvo errando por Europa, sin un hogar definido. En el año 410 saquearon Roma y poco después se establecieron en la Galia, donde fundaron el Reino visigodo de Tolosa, como federados del decadente Imperio Romano. Esto ocurría en 418.
Por aquel entonces, los pueblos bárbaros se habían asentado en la península ibérica: alanos, suevos y vándalos, siendo estos últimos los que se establecieron en la Bética. Por tanto, durante el siglo V la península ibérica estaba plagada de invasores.
Influenciados por el Imperio Romano, los visigodos penetraron constantemente en la península ibérica con la misión de expulsar a los invasores. Con el paso de las décadas lograron el objetivo, desterrando a los vándalos definitivamente en el año 429. Paulatinamente, las restantes tribus bárbaras también fueron diezmadas.
Sin embargo, los visigodos, cuyo reino estaba instituido en la Galia, no se establecieron por completo en la península ibérica, dejando fuera de su influencia la zona meridional de la Bética. Allí la oligarquía hispanorromana aumentó su autonomía, extendiéndose su poder en torno a latifundios y bajo un gobierno completamente romanizado, donde también se había acaudillado cierto poder militar, además de primar la religión católica.
Sin embargo, todo cambió en el año 507. Los francos expulsaron definitivamente a los visigodos de la Galia, y estos tuvieron que replegarse a la península ibérica, donde formaría el Reino visigodo de Toledo.
En resumen, el siglo VI significó el asentamiento definitivo de los visigodos en Hispania. No obstante, necesitaron todo el siglo para unificar en su totalidad la península ibérica bajo su gobierno. La provincia de la Bética, fuertemente autónoma y con una oligarquía firme, fue un núcleo constante de oposición y en su región se gestaron varias rebeliones.
Una de las más notables, fue la ocurrida a mediados del siglo VI, de la mano del visigodo Atanagildo. Éste apoyado por la oligarquía hispanorromana de la Bética, logró finalmente alcanzar el trono de Toledo.
Pero Atanagildo no logró una victoria completa. Los bizantinos -romanos y católicos- aprovecharon el conflicto interno entre los godos para desembarcar en la costa mediterránea y extender su influencia por el litoral andaluz. Los béticos, igual de romanos y católicos, apoyaron gustosamente esta anexión al Imperio Bizantino.
En definitiva, el reciente Reino visigodo de Toledo aún no había conseguido dominar la antigua provincia de la Bética, y ahora la presencia bizantina hacía peligrar aún más su autoridad y presencia.


Arquitectura
Los restos arquitectónicos visigodos son escasos y mal conservados, lo que no responde a las fuentes históricas que aseguran una gran vitalidad cultural en Andalucia, cuyo foco principal fue la Sevilla de S. Isidoro y S. Leandro. Esta pobreza de restos materiales va unida, quizás, a la destrucción llevada a cabo por los musulmanes que superponen sus construcciones a las visigodas reutilizando con frecuencia sus materiales. Generalmente los vestigios arquitectónicos se reducen a columnillas, capiteles, ventanas geminadas, etc. No obstante, hay que mencionar los restos de la basílica de la Vega del Mar.

ESCULTURA
Los restos escultóricos de la Andalucía relacionada con los visigodos, datan del silgo V al VII. Y se reducen a relieves, en los que se advierten técnicas orientales de labrados a bisel que aportan claridad espacial y carácter plano al conjunto. En general son piezas relacionadas con la arquitectura, como capiteles, pilas bautismales, canceles, etc.

Los temas decorativos son variados, utilizándose motivos geométricos vegetales, simbólicos y figurativos. Algunas piezas a destacar son: el cancel de la mezquita de Almonaster, los frontales de los sarcófacos de Écija y Alcaudete y la pila bautismal del Museo arqueológico de Sevilla.
Por último hay que mencionar la importancia de la orfebrería visigoda, que en Andalucía se ejemplifica con el Tesoro de Torredonjimeno, hoy repartido entre varios museos que incluye el Museo Arqueológico de Córdoba. El tesoro de engarces de cadenetas. El material empleado es el oro, las piedras semipreciosas al tesoro gran sobriedad, solidez y rico colorido.
Tesoro de Torredonjimeno. Piezas - Obra - ARTEHISTORIA V2

EL NACIMIENTO DEL CRISTIANISMO Y EL ARTE PALEOCRISTIANO EN ANDALUCÍA

EL CRISTIANISMO EN EL IMPERIO ROMANO.
La población romana participaba de una variedad de cultos y creencias, que incluía a sus dioses tradicionales, una serie de deidades a las que se les rendía culto en altares familiares; también la fortuna era adorada como diosa, pues los romanos le daban gran importancia al azar y al destino.
 
A partir de la época imperial, los emperadores eran considerados dioses, lo que los sumaba al panteón de divinidades que adoraba la población. Para el siglo I se habían difundido por el Imperio los cultos a dioses provenientes de Oriente, como Cibeles, Isis y Mitra. Para los romanos, el cristianismo fue otra de las religiones que surgió en Oriente y que se difundió desde una de sus provincias más alejadas a todo el Imperio.
 
El cristianismo nació en la provincia romana de Judea, región de Palestina, a partir de la prédica de Jesús de Nazaret, nacido hacia el año 4 a. C. en el poblado de Belén. A la edad de treinta años comenzó una labor de predicación, que se extendió por los tres años siguientes.; recorrió Samaria, Judea y Galilea, siempre acompañado de discipulos. La base de la predicación de Jesús era declarar el amor de un solo Dios a toda la humanidad, por lo que el amor era el valor que debía regir la conducta de todos los seres humanos. Su prédica se dirigía a la gente sencilla y se expresaba a través de parábolas o historias basadas en la vida cotidiana. De su vida y enseñanza, recogidos en los Evangelios, surgieron las bases para la doctrina cristiana. 
 
Jesús hablaba de su Padre en el cielo y se refería a sí mismo como el "Hijo del Hombre" enviado por Dios para redimir a la humanidad del pecado; su enseñanza ofrecía una esperanza de salvación y de vida eterna. La muerte de Jesús, acusado de sedición, marcó profundamente el pensamiento cristiano, que vio en su crucifixión un acto supremo de amor, pues Jesús había muerto para redimir del pecado a la humanidad. 
 
Después de la muerte de Jesús, sus apóstoles continuaron predicando su doctrina. Jerusalén fue el centro de la naciente omunidad cristiana, pero en el año 70 la ciudad fue destruida por los romanos para sofocar una rebelión judía y los cristianos residentes huyeron de Judea. A partir de entonces, el cristianismo se debilitaría en este territorio, separándose definitivamente del judaísmo. Paralelamente, las comunidades cristianas se extendieron por el Imperio romano.  Su primer foco de difusión fue Asia Menor, Grecia y Macedonia; por esta razón los primeros registros cristianos, que datan de la segunda mitad del siglo I, fueron escritos en griego. Al mismo tiempo la sencillez del mensaje cristiano -dirigido sin distinción de fronteras nacionales ni cndición social-, y su esperanza de salvación, lograron captar a muchas personas, en special a los pobres, que eran mayoría.
 
Los cristianos se vieron pronto enfrentados al recelo de las autoridades romanas y su negativa a rendir culto al emperador motivó el inicio de una oleada de persecuciones. Estas no fueron sistemáticas, sino que se desarrollaron de manera esporádica a lo largo de tres siglos, y con diferentes grados de severidad. 
 
 

EL ARTE PALEOCRISTIANO EN ANDALUCÍA
El legado paleocristiano andaluz es pobre, reduciéndose a restos incompletos y piezas descontextualizadas. Una de las representaciones de Cristo más antigua es la imagen de un pastor con un carnero sobre los hombros. Esta imagen estaba en la estatuaria griega y cuadró bien con el símil que el Cristianismo hace de Cristo como el Buen pastor, produciéndose así la adaptación de un tema pagando a la nueva religión .