martes, 17 de mayo de 2016

Andalucía visigoda

LOS VISIGODOS
Los visigodos fueron la rama de los pueblos godos perteneciente a los pueblos germánicos orientales.
Los visigodos surgieron de grupos góticos anteriores (posiblemente de los tervingios)[1] que habían invadido el Imperio romano a partir de 376 y habían derrotado a los romanos en la batalla de Adrianópolis en el año 378. Los visigodos invadieron Italia bajo Alarico I y saquearon Roma en el año 410. Se establecieron en el sur de la Galia como federados del Imperio romano, y tras la derrota de Vouillé en el año 507 pasaron a establecerse en Hispania creando un gran reino que abarcaba toda la península hasta que fueron derrotados por los árabes en la batalla de Guadalete en el año 711 y su reino fue sometido durante siglos hasta que posteriormente con la Reconquista, y posterior muerte de Fernando el católico, las coronas de Castilla y Aragón se unieron abarcando un territorio similar al visigodo, excluyendo Portugal.

EL ARTE VISIGODO EN ANDALUCÍA
Antes de adentrarse en la historia de la Bética visigoda, se debe contextualizar brevemente el origen de la región y el pueblo a tratar.
La Bética era una provincia romana, rica en recursos y fuertemente romanizada, que prácticamente equivalía a las extensiones actuales de Huelva, Córdoba, Sevilla, Cádiz y Málaga, la mitad de Granada y Jaén y una parte de Almería. Es decir más de las tres cuartas parte de la Andalucía que hoy conocemos.
Los visigodos se identificaban con una tribu germana que durante años estuvo errando por Europa, sin un hogar definido. En el año 410 saquearon Roma y poco después se establecieron en la Galia, donde fundaron el Reino visigodo de Tolosa, como federados del decadente Imperio Romano. Esto ocurría en 418.
Por aquel entonces, los pueblos bárbaros se habían asentado en la península ibérica: alanos, suevos y vándalos, siendo estos últimos los que se establecieron en la Bética. Por tanto, durante el siglo V la península ibérica estaba plagada de invasores.
Influenciados por el Imperio Romano, los visigodos penetraron constantemente en la península ibérica con la misión de expulsar a los invasores. Con el paso de las décadas lograron el objetivo, desterrando a los vándalos definitivamente en el año 429. Paulatinamente, las restantes tribus bárbaras también fueron diezmadas.
Sin embargo, los visigodos, cuyo reino estaba instituido en la Galia, no se establecieron por completo en la península ibérica, dejando fuera de su influencia la zona meridional de la Bética. Allí la oligarquía hispanorromana aumentó su autonomía, extendiéndose su poder en torno a latifundios y bajo un gobierno completamente romanizado, donde también se había acaudillado cierto poder militar, además de primar la religión católica.
Sin embargo, todo cambió en el año 507. Los francos expulsaron definitivamente a los visigodos de la Galia, y estos tuvieron que replegarse a la península ibérica, donde formaría el Reino visigodo de Toledo.
En resumen, el siglo VI significó el asentamiento definitivo de los visigodos en Hispania. No obstante, necesitaron todo el siglo para unificar en su totalidad la península ibérica bajo su gobierno. La provincia de la Bética, fuertemente autónoma y con una oligarquía firme, fue un núcleo constante de oposición y en su región se gestaron varias rebeliones.
Una de las más notables, fue la ocurrida a mediados del siglo VI, de la mano del visigodo Atanagildo. Éste apoyado por la oligarquía hispanorromana de la Bética, logró finalmente alcanzar el trono de Toledo.
Pero Atanagildo no logró una victoria completa. Los bizantinos -romanos y católicos- aprovecharon el conflicto interno entre los godos para desembarcar en la costa mediterránea y extender su influencia por el litoral andaluz. Los béticos, igual de romanos y católicos, apoyaron gustosamente esta anexión al Imperio Bizantino.
En definitiva, el reciente Reino visigodo de Toledo aún no había conseguido dominar la antigua provincia de la Bética, y ahora la presencia bizantina hacía peligrar aún más su autoridad y presencia.


Arquitectura
Los restos arquitectónicos visigodos son escasos y mal conservados, lo que no responde a las fuentes históricas que aseguran una gran vitalidad cultural en Andalucia, cuyo foco principal fue la Sevilla de S. Isidoro y S. Leandro. Esta pobreza de restos materiales va unida, quizás, a la destrucción llevada a cabo por los musulmanes que superponen sus construcciones a las visigodas reutilizando con frecuencia sus materiales. Generalmente los vestigios arquitectónicos se reducen a columnillas, capiteles, ventanas geminadas, etc. No obstante, hay que mencionar los restos de la basílica de la Vega del Mar.

ESCULTURA
Los restos escultóricos de la Andalucía relacionada con los visigodos, datan del silgo V al VII. Y se reducen a relieves, en los que se advierten técnicas orientales de labrados a bisel que aportan claridad espacial y carácter plano al conjunto. En general son piezas relacionadas con la arquitectura, como capiteles, pilas bautismales, canceles, etc.

Los temas decorativos son variados, utilizándose motivos geométricos vegetales, simbólicos y figurativos. Algunas piezas a destacar son: el cancel de la mezquita de Almonaster, los frontales de los sarcófacos de Écija y Alcaudete y la pila bautismal del Museo arqueológico de Sevilla.
Por último hay que mencionar la importancia de la orfebrería visigoda, que en Andalucía se ejemplifica con el Tesoro de Torredonjimeno, hoy repartido entre varios museos que incluye el Museo Arqueológico de Córdoba. El tesoro de engarces de cadenetas. El material empleado es el oro, las piedras semipreciosas al tesoro gran sobriedad, solidez y rico colorido.
Tesoro de Torredonjimeno. Piezas - Obra - ARTEHISTORIA V2

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