miércoles, 8 de junio de 2016

El barroco en Andalucía


El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir el arte (el «estilo barroco») y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental, aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar entre el Manierismo y el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias políticas entre los Estados absolutistas y los parlamentarios, donde una incipiente burguesía empezaba a poner los cimientos del capitalismo[.]

Como estilo artístico, el Barroco surgió a principios del siglo XVII (según otros autores a finales del XVI) en Italia —período también conocido en este país como Seicento—, desde donde se extendió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX) el término «barroco» tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, engañoso, caprichoso, hasta que fue posteriormente revalorizado a finales del siglo XIX por Jacob Burckhardt y, en el XX, por Benedetto Croce y Eugeni d'Ors. Algunos historiadores dividen el Barroco en tres períodos: «primitivo» (1580-1630), «maduro» o «pleno» (1630-1680) y «tardío» (1680-1750).[]

Aunque se suele entender como un período artístico específico, estéticamente el término «barroco» también indica cualquier estilo artístico contrapuesto al clasicismo, concepto introducido por Heinrich Wölfflin en 1915. Así pues, el término «barroco» se puede emplear tanto como sustantivo como adjetivo. Según este planteamiento, cualquier estilo artístico atraviesa por tres fases: arcaica, clásica y barroca. Ejemplos de fases barrocas serían el arte helenístico, el arte gótico, el romanticismo o el modernismo.[]

El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de un cierto racionalismo clasicista pero adoptando formas más dinámicas y efectistas y un gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes de efecto. Se observa una preponderancia de la representación realista: en una época de penuria económica, el hombre se enfrenta de forma más cruda a la realidad. Por otro lado, a menudo esta cruda realidad se somete a la mentalidad de una época turbada y desengañada, lo que se manifiesta en una cierta distorsión de las formas, en efectos forzados y violentos, fuertes contrastes de luces y sombras y cierta tendencia al desequilibrio y la exageración


EL BARROCO EN ANDALUCÍA
El siglo XVII vino a ser un siglo tumultuoso, no sólo para España, si no para toda Europa Occidental. Por un lado, las fuertes disputas religiosas entre protestantes y católicos desembocaron en guerras y en una división cristiana que perduraría el resto de su historia. Por otro, la aristocracia absolutista se
enfrentaba a la incipiente burguesía, cuando llegaron a aparecer los primeros parlamentos. Además, la depresión económica causada por la exagerada expansión comercial del siglo anterior durante la conquista de las Américas, condicionó la vida del Viejo Mundo.
No obstante, a pesar de tan desfavorable contexto, el siglo XVII fue llamado el “Siglo de la Física” y significó el inicio del barroco como estilo artístico, algo que se extendería hasta la primera mitad del siglo siguiente. Los reformistas y católicos buscaron en el arte el medio de propagar y afianzar sus ideas, y diversos aristócratas y reyes se interesaron por las disciplinas plásticas hasta el punto de convertirse en grandes coleccionistas y mecenas. Todo esto llevó a consolidar este periodo artístico.
El arte barroco se caracteriza por ser un estilo contrapuesto al clasicismo. Recargado, artificioso, profuso en detalles, busca la abundancia y la exageración, el exceso de ornato, la elegancia altiva y el ostento, lo sorprendente y lo ingenioso. Se afianza la idea de que el mundo es un teatro y se intenta
transformar lo falso en verdadero y viceversa.
En España, el comercio con las colonias americanas, había transformado Andalucía en una de las regiones más ricas de la época. Esto, unido a su rasgo multicultural, propició la aparición de grandes artistas, convirtiendo a Sevilla en uno de los centros culturales de la época.
En la arquitectura, los artistas emplearon el hiperrealismo para emocionar al espectador. Las líneas rectas se rompen y se difunde la columna salomónica, que gira sobre su propio eje. Lo esencial y lo circunstancial goza de la misma importancia ante los ojos del artista, lo que se traduce en minuciosos detalles y abundancia ornamental.
Andalucía es una de las comunidades con mayor número de edificios y fachadas barrocas, destacando por su extraordinaria originalidad y por ser diferente al resto de Europa. Se diferencia claramente del Barroco castellano, valenciano o gallego.
Uno de los mejores ejemplos de esta cualidad es el arquitecto lucetano Francisco Hurtado Izquierdo, quien diseñó los sagrarios de la Cartuja de Granada y también los de El Paular. También Leonardo de Figueroa, valenciano activo en Sevilla, se encargó de las obras de dos hospitales de la ciudad y trabajó en la construcción de la Iglesia de Santa María Magdalena y de San Luis de los Franceses.
En cualquier caso, la obra culminante del barroco andaluz es la Cartuja de Granada, ya mencionada anteriormente. Su nombre completo es Monasterio de Nuestra Señora de la Asunción y está considerado como la obra cumbre del Barroco andaluz. En la ejecución de la sacristía, la estructura pierde su relevancia frente a la profusión ornamental, que se caracteriza por la abundancia de formas cóncavas y convexas, así como por el uso de estuco y molduras que remarcan la voluptuosidad del conjunto.
En Granada también, la fachada barroca de la Catedral, encargada a Alonso Cano, destaca tanto por su amplitud como por la armonía que despliegan sus distintos niveles de volúmenes.
En la ciudad de Sevilla existen otros dos ejemplos claros del Barroco andaluz: la fachada del Colegio de San Telmo y la Iglesia de San Luis de los Franceses, ambos obra del maestro Leonardo de Figueroa y claros ejemplos del Barroco andaluz que destacan por el uso de la decoración y la diversidad de materiales empleados.
Otra obra importante  la encontramos en la fachada de la Catedral de Jaén. Construida por Eufrasio López en 1694, esta flanqueada por dos torres y decorada con numerosas esculturas sobre la balaustrada. El conjunto guarda un gran equilibrio entre el barroquismo y la sencillez, destacando sus grandes columnas y sus motivos decorativos vegetales.
Como dijimos anteriormente, hay muchas muestras de arquitectura barroca en Andalucía: la iglesia de San Juan Bautista en la Palma del Condado (Huelva), la iglesia de San Juan de Dios en Granada, el Sagrario de la catedral de Granada, el convento de la Merced de Córdoba, el sagrario de la iglesia de Asunción en Priego de Córdoba, el sagrario de San Mateo de Lucena (Córdoba), la Catedral de Santa Cruz en Cádiz, la Capilla de las Angustias y el Palacio del Marqués de Montana en Jerez de la Frontera, la fachada de la Catedral de la Asunción en Jaén, la Iglesia de San Felipe Neri en Málaga, la Iglesia de San Pablo en Córdoba…
El barroco es un periodo muy representativo del arte andaluz que daría para muchos artículos. En el próximo trataremos las obras de arte escultóricas y pictóricas y los artistas más representativos de Andalucía.
El Barroco es el período cultural comprendido entre el Manierismo y el Rococó. Surgido en Italia a principios del siglo XVII, la influencia del Barroco se extendió a prácticamente todos los estilos artísticos de la época en la Europa occidental y sus colonias hasta comienzos del siglo XVIII. Desde principios de siglo XVII y hasta mediados del siglo XVIII predomino en este estilo la linea curva sobre la recta y fortaleció el elemento decorativo sobre el constructivo.
El estilo barroco se caracteriza fundamentalmente por su oposición a los valores renacentistas de equilibrio y armonía. Las manifestaciones artísticas de este período representan una realidad nueva plagada de movimiento y con formas ostentosas que tienden a la exageración. En el artículo anterior tratamos la arquitectura, donde la decoración juega un papel fundamental, así como el uso de formas cóncavas y convexas que propician un juego de luces y sombras óptimo para conseguir efectos dramáticos.  Continuaremos en este artículo hablando de las obras de arte escultóricas y pictóricas andaluzas.

El escultor Juan Martínez Montañés, nacido en la provincia de Jaén, se nutre del clasicismo, del sosiego y de un minucioso estudio de la anatomía. En la Catedral de Sevilla, se halla el Cristo de la Clemencia (1603), una escultura muy humanizada. Su obra Inmaculada Concepción (1629-1631), popularmente llamada “La cieguecita”, personifica la ingenuidad, la melancolía, la dulzura y la belleza.
DE ÁVILA A LA CIEGUECITA

Discípulo de éste, fue Alonso Cano, también pintor y arquitecto. Emplea igualmente el clasicismo de su maestro, pero con mayor expresión y dinamismo. Al buscar la perfección y la idealización de sus esculturas, sus obras despliegan solemnidad en detrimento del dramatismo. Algunas de sus imágenes más representativas son: Inmaculada del Facistol (1655) y San Antonio de Padua (1665).
San Antonio de Padua. Alonso Cano
Pedro de Mena y Medrano, aprendiz del anterior, esgrime un estilo sobrio, directo y realista, y con aparente sencillez comunica diferentes emociones. Creaciones suyas son la Magdalena Penitente (1664) y la sillería del coro de la Catedral de Málaga (1658)
.Santa Maria Magdalena penitente.Pedro de Mena. Museo Nacional de ...
También discípulo de Alonso Cano, fue José de Mora, que alcanzaría el estatus de escultor de cámara del rey Carlos II. Otros escultores de renombre pertenecientes a la escuela andaluza fueron: Pedro Roldán, Pedro Duque Cornejo, Fernando Ortiz, Juan de Mesa y Andrés de Carvajal.
Sin embargo, la mayor fuente de obras artísticas debemos encontrarlo en la pintura. Por un lado, la Iglesia que necesitaba difundir y consolidar la religión católica, recurrió a los artistas para propagar su mensaje. Por otro, el patrocinio de la corte, como fue el caso de Felipe IV, propició diversos y muy
prolíficos encargos. En Andalucía, cabe destacar la escuela sevillana donde descollaron tres grandes artistas.
Aunque de origen extremeño, el primero de ellos fue Francisco de Zurbarán. Se dedicó principalmente a la temática religiosa, con un estilo simple, aunque efectivo y detallado. Predomina en sus obras el tenebrismo y la búsqueda de una representación real de las cosas. Entre sus pinturas cabe nombrar San Hugo en el refectorio de los Cartujos (1630), La Inmaculada Concepción (1630), Cristo y la Virgen de Nazareth (1635), Fray Gonzalo de Illescas (1639) y Santa Casilda (1640).

Z16 Francisco de Zurbarán - Inmaculada Concepción 1661 ...

viernes, 3 de junio de 2016

Renacimiento

Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos xv y xvi. Fue un período de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa.
El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo.
En ese sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari formuló una idea determinante: el nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascita), que presuponía una marcada conciencia histórica individual, fenómeno completamente nuevo. De hecho, el Renacimiento rompió, conscientemente, con la tradición artística medieval, a la que calificó como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto estéticos como en cuanto a la mentalidad fueron lentos y graduales. El concepto actual de renacimiento será formulado tal y como hoy lo entendemos en el siglo xix por el historiador Jules Michelet.
Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido «supranacional». El Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los puntos de vista cronológico y geográfico: su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios americanos recién descubiertos, a los que las novedades renacentistas llegaron tardíamente. Su desarrollo coincidió con el inicio de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de los estados europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y América, la descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la afirmación del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su magnitud y mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista.



RENACIMIENTO EN ANDALUCIA

Arquitectura. Las características común de la arquitectura, escultura y pintura es la de inspirarse en la simetría. Además, la preocupación por la belleza está entre sus máximas aspiraciones. La arquitectura es el campo donde cabe realizar de manera más clara una evolución de las formas artísticas por etapas: de edificios góticos en los que aparecen  elementos  decorativos clasicistas, como los grutescos, se pasa a una verdadera renovación de las estructuras y de los elementos arquitectónicos que adquieren formas plenamente renacentistas. En la evolución del Renacimiento andaluz se distinguen las siguientes etapas:

El plateresco, que ocupa el primer tercio de siglo XV, llamado así por lo similar que resulta su decoración  a la labor desempeñada por los trabajadores de la plata. En este caso las formas renacentistas se manifiestan sobre todo en lo decorativo, como puede apreciarse en obras como el Ayuntamiento de Sevilla, la Sacristía de la Catedral, ambas del arquitecto Diego de Riaño. Un interesante construcción de los primeros años del siglo, es la Casa de Pilatos de Sevilla.

 

La siguiente etapa se caracteriza por la simplificación de los decorativo, por buscar la sencillez de líneas y por centrar su atención en los problemas constructivos. Este periodo recibe el nombre de purista y se consolida hacia la mitad del siglo XVI. Tuvo más arraigo en el Reino de Granada. En esta ciudad destacan la construcción  de la Catedral de Diego de Siloé y el Palacio de Carlos V de Pedro Machuca y el Hospital Real.
... 1534 localización interior catedral de granada autor diego de siloé
 

Fundamentales son también las obras de Andrés de Vandelvira , otro arquitecto que trabaja en la provincia de Jaén, que construyó la Iglesia del Salvador de Úbeda o la Catedral de Jaén, obras cumbres del Renacimiento andaluz .
File:Parroquia del Divino Salvador Sevilla 2.jpg - Wikimedia Commons

Por último, en otra fase del Renacimiento, ya en la segunda mitad del siglo XVI, aparecen en Andalucía un conjunto de construcciones en las que se introducen elementos y formas manieristas, que anuncian la riqueza y complejidad del estilo Barroco.  Las más significativas son:

-          La Sala espirituar de la Catedral de Sevilla.
HISPALIS.NET: Catedral de Sevilla. Sala Capitular

-          El cuerpo de campanas de la Giralda. Ambas obras son del arquitecto son del arquitecto Hernán Ruiz II. Otras obras destacadas del Renacimiento andaluz son: el Hospital de las Cinco Llagas.

 

En Andalucía, el siglo XVI es el siglo de la construcción de grandes palacios, hermosas catedrales, de hospitales, bellas iglesias y conventos, todo ello va a dar lugar a un urbaniso nuevo de gran belleza, que unido a la presencia de la huella musulmana, configurará la peculiar fisonomía de muchas de las ciudades andaluzas.

La escultura y la pintura : A la hora de analizar las artes figurativas conviene tener presente no solo el desarrollo económico alcanzado en Andalucía por el mercado que se había abierto con el descubrimiento de América, del que Sevilla será el centro. Tanto en pintura como en escultura predominan los temas religiosos, dada la estructura medievalizante de la sociedad, en la que la Iglesia desempeñaba un papel protagonista, junto a la Monarquía y la Nobleza. Es frecuente el comercio e importación de obras de arte, especialmente piezas escultóricas de mármol, traídas de Italia. Además de Italia y de Flandes vienen artistas a distintas ciudades andaluzas para realizar encargos reales o eclesiásticos. Al mismo tiempo que los artistas peninsulares van a formarse y a trabajaren  países europeos, sobre todo a Italia. Ejemplo de este trasvase artístico es la presencia de los italianos. Domenico Fancelli o Pietro Torrigiano en las ciudades de Sevilla y Granada y la marcha de Pedro y Alonso Berruguete hacia Italia. Obras significativas de la escultura  renacentista andaluza son: el sepulcro de los Reyes Católicos de la Capilla Real de Granada.
Sepulcro del Cardenal Diego Hurtado de Mendoza.
 

Existieron, además en las ciudades andaluzas gran número de talleres locales que entendían la demanda de obras de arte. Es de resaltar la figura de Bartolomé Ordóñez  autor del sepulcro de Felipe el Hermoso V y Juana la Loca en la capilla Real de Granada. En la pintura de este período hay que decir que pervivió largo tiempo la tradición gótica a la que se añade una importante influencia de Flandes , de forma que no puede hablarse de una verdadera pintura renacentista hasta la segunda mitad del siglo XVI. Ejemplo de esta pintura es la colección de Tablas flamencas de Isabel, la católica, conservadas en la Capilla Real de Granada.

Destacan los nombres de Alejo Fernández de cierto eco hispano-flamenco que trabaja en la Andalucía occidental, el de Luis de Vargas con su obra la Alegoría de la Inmaculada de la Catedral de Sevilla, y el de Pedro de Campaña, de origen extranjero pero formando en Italia, con su obra El Descendimiento, también en la Catedral hispalense.

 

El arte gótico


El gótico es el último estilo artístico de la Edad Media, posterior al arte románico y predecesor del renacimiento. Se extendió entre los siglos XII y XV, cuando Europa estaba azotada por pestes, guerras y crisis económicas. Bajo la dirección de la clase religiosa, se edificaron prodigiosas catedrales provistas de coloridas vidrieras y llenas de luz y monumentalidad.

Mientras esto ocurría en Europa durante los albores del arte gótico, en Andalucía se afincaba una nueva situación política entre cristianos y musulmanes. La reconquista había recuperado en favor de los castellanos las tierras de Huelva, Sevilla, Jaén y Córdoba, pero al mismo tiempo, se había consolidado el Reino nazarí de Granada. En este contexto histórico, el arte gótico penetró en Andalucía.

El románico deja paso al gótico

En el siglo XIII y en plena reconquista, la Andalucía católica bebió de las modas arquitectónicas de Europa. El protogótico irrumpió con originalidad, enlazado a las influencias mudéjares y, especialmente, al arte románico. Su incipiente implantación se extendió por las tierras del Valle del Guadalquivir, bien en Sevilla, Córdoba o Jaén.

En la provincia hispalense, se construyeron varias iglesias durante los reinados de Fernando III y Alfonso X. Fueron edificios de estructura gótica y artesonado mudéjar. A nivel escultórico, destacó la Virgen de los Reyes, que actualmente se encuentra en la Catedral de Sevilla.

Asimismo, en Córdoba se edificaron templos cristianos con un ligero sabor gótico, como la Iglesia de San Lorenzo o la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Ambas obras combinan los estilos protogóticos, mudéjares y tardorománicos. En Jerez de la Frontera quedó de testimonio la Iglesia de Santo Domingo de 1266.

Entre las construcciones civiles del siglo XIII, destacan las Atarazanas Reales de Sevilla, un inmenso astillero medieval de estilo gótico y mudéjar levantado en ladrillo, y la Torre hispalense de don Fadrique. Se trata ésta de una estructura defensiva que aunó la arquitectura gótica con la románica tardía.

El arte gótico se afianza

Tras esta primera irrupción, el arte gótico se expandió por las tierras cristianas de Andalucía durante el siglo XIV. Se levantaron grandes templos, conservando algunos elementos andalusíes. La imaginería también gozó de mayor impulso gracias a retablos y esculturas.

En la provincia de Sevilla, aparecieron templos como la Iglesia de Santa María, en Estepa. También en la capital se erigieron edificios de estilo gótico-mudéjar como la Iglesia de San Isidoro, la Iglesia de Santa Lucía o la Iglesia de San Esteban.

En la sierra onubense se construyeron iglesias góticas, así como el Monasterio de La Rábida en Palos de la Frontera o el Monasterio de Santa Clara en Moguer. En la localidad de Niebla lo gótico se unió al arte postcalifal en un abanico de posibilidades.

En Cádiz irrumpió con fuerza el estilo gótico-mudéjar, desde Sanlúcar de Barrameda hasta El Puerto de Santa María, pasando por Jerez de la Frontera. En la provincia jiennense también apareció esta arquitectura en localidades como Marchena, Úbeda, Baeza, Andújar o Linares. A destacar la Iglesia de San Nicolás de Bari, en Úbeda.

Los albores del gótico andaluz

Los siglos XIII y XIV fueron los comienzos del arte gótico en Andalucía. En los decenios iniciales, esta nueva orden arquitectónica se fundió con edificios románicos. Después, llegó el momento de asociarse al arte mudéjar y enriquecerse con las influencias orientales.

En resumen, en estos primeros dos siglos, el gótico andaluz fue diverso y original, un arte que paulatinamente se abriría paso hacia la pureza y el esplendor de sus más colosales monumentos.

Las primeras construcciones en Andalucía tuvieron carácter militar y son obras de fortificación de las fronteras con los reinos musulmanes. Así  se modifican murallas y sobre todo, se erigen castillos en el alto curso del Guadalquivir, tales como los de Alcalá la Real (Jaén) , el alcazár cristiano de Córdoba o el castillo Almodóvar ( Córdoba).

IGLESIA DE SANTA MARINA DE CORDOBA... - Photo of Para mi amigo Pedro, Catedral de Cadiz (panoramica

 

El edificio más emblemático del gótico andaluz, es, no obstante, la catedral se Sevilla construida a lo largo del siglo XV, en un gótico tardío, llamado flamígero o florido, por la complicación de las formas, su evaluación y grandiosidad.

Descripción del monumento:

Es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura española y el tercero más grande en extensión del mundo cristiano. Conserva de su época almohade el Patio de las Abluciones, la Puerta del Perdón y la Giralda.

La catedral de Sevilla tiene planta de salón. Mide 116 metros de longitud por 76 de anchura, con cinco naves, y está cubierta por setenta bóvedas ojivales. En las naves laterales se distribuyen capillas con contrafuertes que albergan numerosas obras de pintores españoles, no obstante esta catedral se caracteriza por poseer uno de los más ricos tesoros artísticos conservados en un ámbito artístico en nuestro país con cerca de 550 obras. Entre ellas cabe destacar las de las de Murillo, Valdés Leal, Goya o Ribera.

La
Capilla Mayor es del siglo XVI, se construyó sobre un diseño de 1504 de Alonso Rodríguez. Allí se encuentra el retablo más grande de toda la cristiandad, que tardó casi un siglo en realizarse, entre el siglo XV y el siglo XVI. En él se representan escenas de la vida de Cristo y de la Virgen. Señalar a Pierr Dancart, a los hermanos Jorge y Alejo Fernández como sus principales autores.

El
sepulcro de Cristóbal Colón, que data de 1891, se encuentra cerca de la Capilla Mayor y es obra de Arturo Mélida. Los heraldos que portan el féretro representan los cuatro reinos de España: Castilla, León, Navarra, y Aragón.

Capilla Real: Proyectada por Martín de Gainza en 1541 y culminada por José Roldán en 1770 para que sirviera de panteón, ocupa el centro de la cabecera de la catedral. Destaca por su gran bóveda plateresca debida a Hernán Ruíz el Joven. En una hornacina del retablo principal y bajo un dosel de plata se sitúa la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad.

Sacristía de los Cálices: Trazada por Don Diego de Riaño en 1529. Su pinacoteca cuenta con cuadros de Alejo Fernández, como el abrazo de San Joaquín a Santa Ana, la Virgen con el Niño de Zurbarán, las Santas Junta y Rufina de Goya, la Adoración de los Reyes de Jordanes de 1603, y el crucifijo del Cristo de la Clemencia de Martínez Montañéz, escultura que por su belleza y serenidad es una de las obras más perfectas de la escultura barroca española.

Altar de la Concepción: Más conocido como de la Gamba por el retablo compuesto por ocho tablas. Obra del pintor Luis de Vargas de 1561 que representa la Genealogía de Cristo.

Puerta del Perdón: Acceso principal al patio de los Naranjos, tiene forma de arco de herradura apuntado. Las puertas están realizadas en bronce.

Patio de los Naranjos: Constituye la sala de oración de la antigua mezquita, con arcos de herradura apuntados sostenidos por pilares. Ha sido reformado en diferentes ocasiones.

La
Giralda: Antiguo alminar de la mezquita, decorado con paneles de sebka y arcos de herradura polilobulados. En una fase posterior cristiana se corona con ventanas renacentistas y se coloca una monumental escultura de la Fe Victoriosa de Luis de Vargas, conocida popularmente con el nombre de Giraldillo.

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el mudejarismo


El arte mudéjar es un estilo artístico que se desarrolla en los reinos cristianos de la península ibérica, pero que incorpora influencias, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán, es la consecuencia de las condiciones de convivencia existente de la España medieval y se trata de un fenómeno exclusivamente hispánico que tiene lugar entre los siglos XII y XVI, como mezcla de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas de la época y que sirve de eslabón entre las culturas cristianas y el islam.

Para unos historiadores se trata de un epígono del arte islámico y para otros se trata de un periodo del arte cristiano en el que aparece la decoración islámica, ya que lo practican los mudéjares, gentes de religión musulmana y cultura árabe que permanecían en los reinos cristianos tras la conquista de su territorio y, a cambio de un impuesto, conservaban su religión y un estatus jurídico propio; pero también moriscos y cristianos que aprendieron las técnicas propias del arte musulmán.[1]

No es un estilo artístico unitario, sino que posee características peculiares en cada región, entre las que destacan el mudéjar toledano, leonés, aragonés y andaluz. Desde la península ibérica, también viajó a las colonias españolas del continente americano. En el siglo XIX, junto con otros estilos revival apareció el neomudéjar.

El término "arte mudéjar" lo acuñó Amador de los Ríos, en 1859, cuando pronunció su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando sobre “El estilo mudéjar, en arquitectura”.

En Andalucía el fenómeno mudéjar va unido al estilo gótico y fue un arte popular que hizo prevenir las fórmulas artísticas islámicas, fundiéndolas con las estructuras cristianas del gótico. Hay restos de arquitectura mudéjar por toda Andalucía, pero el principal foco estuvo en el valle bajo del Guadalquivir, sobre todo en Sevilla, donde el arte mudéjar estuvo impulsado por Pedro I, el Cruel, bajo cuyo reinado se construyó el palacio mudéjar del Alcázar sevillano.

En la arquitectura religiosa, el mudéjar da lugar a un tipo de iglesia de una o tres naves, con cabecera poligonal, portada abocinada sobre un cuerpo saliente, óculo en la fachada y una torre de tipo alminar. Emplea el arco ojival gótico y el de herradura con alfiz, las techumbres suelen ser de madera y en cuanto a materiales predomina el uso del ladrillo y la mampostería, si bien, combinados con la piedra. Ejemplos de ellos som: la iglesias sevillanas de Sta. Marina, Sta. Catalina o la iglesia de Omnium Sanctorum.

Iglesia de Santa Marina (Sevilla) | INDALIANO Y OLÉArchivo:Iglesia de Santa Catalina 001.jpg - Wikipedia, la enciclopedia ...


Andalucia en la edad media. La Andalucía cristiana

La historia de Andalucía, como territorio primero castellano y luego español, comenzó en el siglo XIII, con la conquista de los reinos de Córdoba, Sevilla y Jaén, continuado con la toma del reino de Granada en el siglo XV, continuado con la división territorial de España de 1833 y culminado con la constitución de Andalucía como comunidad autónoma de España, tras el referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía de 1980. No obstante es relevante exponer la historia anterior del territorio actualmente integrado en dicha región.
La posición geoestratégica de Andalucía en el extremo sur de Europa, entre ésta y África, entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, así como sus riquezas minerales y agrícolas y su gran extensión superficial de 87.268 km² (mayor que muchos de los países europeos), forman una conjunción de factores que hicieron de Andalucía un foco de atracción de otras civilizaciones ya desde el inicio de la Edad de los Metales.
De hecho, su situación geográfica como nexo entre África y Europa, hace que algunas teorías apunten a que los primeros homínidos europeos, previo paso del Estrecho de Gibraltar, se ubicaron en el territorio andaluz. Las primeras culturas desarrolladas en Andalucía (Los Millares, El Argar y Tartessos), tuvieron un claro matiz orientalizante, debido a que pueblos del Mediterráneo oriental se asentaron en las costas andaluzas en busca de minerales y dejaron su influjo civilizador. El proceso de paso de la prehistoria a la historia, conocido como protohistoria, estuvo ligado a la influencia de estos pueblos, principalmente fenicios y griegos.
Andalucía quedó incorporada plenamente a la civilización occidental con la conquista y romanización de la provincia Bética. Ésta tuvo gran importancia económica y política en el Imperio, al que aportó numerosos magistrados y senadores, además de las figuras sobresalientes de los emperadores Trajano y Adriano.
Las invasiones germánicas de vándalos y posteriormente de visigodos no hicieron desaparecer el papel cultural y político de la Bética y durante los siglos V y VI los terratenientes beticorromanos mantuvieron prácticamente una independencia con respecto a Toledo. En este período destacaron figuras como San Isidoro de Sevilla o San Hermenegildo.
Alicatado de la Alhambra.
En el 711 se produjo una importante ruptura cultural con la invasión musulmana de la Península Ibérica. El territorio andaluz fue el principal centro político de los distintos estados musulmanes de al-Ándalus, siendo Córdoba la capital y uno de los principales centros culturales y económicos del mundo por aquel entonces. Este período de florecimiento culminó con el Califato Omeya de Córdoba, donde destacaron figuras como Abderramán III o Alhakén II. Ya en el siglo X se produjo un período de grave crisis que fue aprovechado por los reinos cristianos del norte peninsular para avanzar en sus conquistas y por los distintos imperios norteafricanos que se fueron sucediendo —Almorávides y Almohades— que ejercieron su influencia en al-Ándalus y también establecieron sus centros de poder en la península en Granada y Sevilla, respectivamente. Entre estos periodos de centralización de poder, su produjo la fragmentación política del territorio peninsular, que quedó dividido en primeros, segundos y terceros reinos de taifas. Entre estos últimos, el Reino nazarí de Granada tuvo un papel histórico y emblemático fundamental.
La Corona de Castilla fue conquistando paulatinamente los territorios del sur peninsular. Fernando III personalizó la conquista de todo el valle del Guadalquivir en el siglo XIII. El territorio andaluz quedó dividido en una parte cristiana y otra musulmana hasta que en 1492 la conquista de la Península finalizó con la toma de Granada y la desaparición del reino homónimo.
En el siglo XVI, es cuando Andalucía explotó más su posición geográfica, ya que centralizó el comercio con el Nuevo Mundo, donde tuvo un papel fundamental en su descubrimiento y colonización. Sin embargo no existió un verdadero desarrollo económico de Andalucía debido a las numerosas empresas de la Corona en Europa. El desgaste social y económico se generalizó en el siglo XVII y culminó con la conjuración de la nobleza andaluza contra el gobierno del Conde-Duque de Olivares en 1641.
 
Las reformas borbónicas del siglo XVIII no remediaron que España en general y Andalucía en particular fueran perdiendo peso político y económico en el contexto europeo y mundial. Asimismo la pérdida de las colonias españolas de Ultramar irá sacando a Andalucía de los circuitos económicos mercantilistas. Esta situación se agravó durante los siglos siguientes y Andalucía pasará de ser una de las regiones más ricas de España a una de las más pobres a finales del fallido proceso de industrialización en el siglo XIX.
Ya en el siglo XX, Andalucía va a dar un paso fundamental para la comprensión de la historia actual de la región, que es su configuración como Comunidad autónoma dentro de España. Andalucía afronta su futuro con el objetivo de salir de la situación de subdesarrollo comparativo con las regiones más ricas de la Unión Europea.